Susana Díaz se prepara para su reelección como secretaria general con la incógnita de qué hará el sanchismo andaluz. El anuncio ayer de la convocatoria del congreso regional para finales de julio, lo que significa iniciar el proceso inmediatamente después del cónclave federal del 20 de junio, sorprendió en medios políticos porque la fecha que se barajaba inicialmente era la de septiembre.

El cambio de planes tiene una sencilla explicación: Díaz ha perdido la primarias ante Pedro Sánchez y ya no necesita tiempo para preparar una sucesión en la Junta de Andalucía que no se producirá. Más bien todo lo contrario: cuanto antes concluya todo el proceso congresual, mejor, y de paso, cuanto menos tiempo tengan sus adversarios internos para armar una candidatura propia, mejor que mejor.

Los congresillos

De momento, el partido tiene por delante la celebración de los denominados congresillos, en los cuales se elegirán a los 255 delegados andaluces presentes en el Congreso Federal, donde se darán cita 1.090 representantes de todas las federaciones.

El desenvolvimiento de esas asambleas provinciales para elegir compromisarios marcará el tono de la ‘posguerra socialista’: si hay listas únicas de integración, eso significará que susanistas y pedristas han pactado respetar para el congreso federal los porcentajes arrojados por las primarias: un 60 por ciento frente a un 30 por ciento aproximadamente.

Si cada facción presenta una lista propia, es bastante probable que el sanchismo obtenga si no en todas sí en la mayoría de provincias la representación deseada, aunque a costa de seguir manteniendo en alto el hacha de guerra. 

No hay un criterio unánime

En el PSOE andaluz, cuya ejecutiva regional se reúne hoy para convocar oficialmente el congreso regional de julio, no hay un criterio unánime. Hay quienes creen que hay que aprovechar que los de Susana son mayoría y están mejor articulados orgánicamente para imponer su criterio y hacer valer en el congreso federal todo el peso del susanismo.

Otros, en cambio, entienden que la ‘guerra civil’ ha dejado exhausto al partido y ha llegado la hora de firmar el armisticio y volver a casa: la militancia ha salido profundamente desgarrada en este proceso de primarias y ahora solo ansía la paz. Lo más probable es que imponga esta segunda opción.

Nada es lo mismo

En San Vicente, sede del PSOE A, y San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta, no dan pistas. En ambos sitios, como en las direcciones provinciales del partido, hay gente que piensa que ha llegado la hora de replegar velas y de aceptar con deportividad la victoria de Pedro Sánchez garantizando que la pluralidad de fuerzas existente en Andalucía tenga su reflejo en la representación que se envíe al congreso federal.

La decisión en última instancia será de Susana Díaz, consciente, no obstante, de que su fortaleza no es hoy la misma que antes de la derrota en las primarias, como no lo es la determinación de sus seguidores de seguir combatiendo.

El sanchismo se lo piensa

En todo caso, el modo en que se desarrollen los congresillos dará pistas sobre el modo en que transcurrirá el congreso regional donde Susana Díaz intentará una reelección cuya primera etapa serán unas nuevas primarias, con la correspondiente recogida de avales.

¿Presentará candidato propio el sanchismo? Sus dos figuras de referencia en Andalucía, el alto cargo de la Junta Alfonso Rodríguez Gómez de Celis y el alcalde de Dos Hermanas Francisco Toscano, no han desvelado sus cartas, aunque parecen inclinarse por buscar fórmulas de entendimiento con la gente de Susana Díaz. Sea como fuere, la decisión sobre una cuestión de la envergadura de plantar o no plantar cara a Díaz será en última instancia de Pedro Sánchez.

La joya del sur

Alfonso Rodríguez parece pensar que no es su momento y que, aunque –él mismo u otra persona– lograra los avales suficientes para ser candidato a las primarias, difícilmente podría vencer a quien, incluso en el caso de perder, seguiría siendo presidenta de la Junta pero, en tal escenario, con una debilidad extrema.

El pedrismo no desconoce que una batalla de primarias en Andalucía sería, como ha sido la campaña nacional, a cara de perro, con el consiguiente debilitamiento del partido en la única comunidad donde sigue siendo la fuerza hegemónica indiscutible. Todos en el partido saben que perder Andalucía será letal para las siglas PSOE.

Ahora bien: no hay paz si uno de los dos no quiere. Para que el sanchismo baje las armas también deberá hacerlo Susana Díaz regresando a sus cuartes de San Telmo y apartando la vista –al menos por unos años– del brillo cegador de Ferraz.