El ADN no engaña. Sus pruebas certifican con un 99,9 por ciento de fiabilidad la filiación de una persona. Así ha ocurrido en el caso de la sevillana de 66 años Rosario Bermúdez: el análisis entregado esta semana por el Instituto Nacional de Toxicología a un Juzgado de Primera Instancia de Madrid confirma que la mujer es hija del que fuera marido de Luisa Isabel Alvárez de Toledo y Maura, duquesa de Medina Sidonia y popularmente conocida como la 'Duquesa Roja'.

Herencia millonaria

Según el abogado de Rosario, "la herencia puede ser millonaria". De hecho, el jugoso legado de la duquesa ya fue motivo de un agrio contencioso familiar que, en diciembre de 2015, finalmente ganaron los tres hijos de Luisa Isabel. Y es que, antes de morir, la peculiar aristócrata había cedido todos sus bienes a una fundación presidida por su viuda, Liliane Dahlmann, con quien la duquesa se casó en 'articulo mortis' solo unas horas antes de su fallecimiento en el 2008.

Según la sentencia, la fundación debía indemnizar a los tres hijos y a la propia viuda con más de 33 millones de euros. Parte de esa herencia, entre la que se cuenta el espléndido palacio ducal de Sanlúcar de Barrameda, corresponderá ahora a Rosario.

Amor, embarazo, despido

Los restos de Leoncio González de Gregorio y Martí fueron exhumados por orden judicial el pasado 23 de marzo en el cementerio soriano del Palacio de Quintana Redonda. Los resultados no dejan lugar a dudas de que Rosario, nacida en Madrid en febrero de 1951, “fue fruto –como sostiene la demanda judicial que promueve el letrado Fernando Osuna– de las relaciones íntimas extramatrimoniales habidas entre su madre" y el marido de la 'Duquesa Roja' cuando la mujer trabajaba como sirvienta para sus padres en una vivienda de Madrid.

La madre de Rosario tenía 20 años cuando quedó embarazada, razón por la cual fue despedida por los padres de Leoncio, lo que obligó a la mujer a dejar a su hija recién nacida con sus abuelos en Écija. Muchos en la localidad sevillana supieron desde siempre que Rosario era hija de don Leoncio, pues no en vano vecinas de sus abuelos la conocían desde niña con el sobrenombre de 'la condesita'.