El titular parece de Podemos, pero es de los jueces. La noticia se conoció ayer, pero sus causas vienen de lejos. El juez de la Audiencia Nacional José de la Mata ha citado como investigados a siete directivos del Santander y tres de BNP Paribas por un presunto delito de blanqueo de capitales en el banco suizo HSBC. En realidad, la familia Botín también debería estar imputada, pero la amnistía fiscal de 2012 y la falta de denuncias de los afectados les permitió librarse.

El origen de la investigación judicial también es concoido: se trata del fichero que el empleado de la entidad helvética Hervé Falciani robó de los archivos del HSBC. Por fin un ladrón bueno logra poner en apuros a los ladrones malos.

Lo que necesitan es prisión

No es probable que estos tipos acaben en la cárcel. Prácticamente seguro que no. De hecho, no los han pillado por hacer mal su trabajo, sino por hacerlo bien. Si los metieran en la cárcel, protestarían, y con toda razón. Ahora bien, con lo que no podían contar era con que uno de sus colegas del banco suizo decidiera hacer mal su trabajo denunciando a los defraudadores.

La existencia de los paraísos fiscales es políticamente muy interesante porque indica sin ningún género de dudas quién manda aquí. La política es impotente para acabar con la banca que defrauda en los paraísos fiscales porque en realidad es la misma banca que respeta la ley en los ‘infiernos’ fiscales. Sin la colaboración de los bancos respetables, los ricos que nos roban no pagando impuestos jamás podrán hacerlo.

Los paraísos son ellos

Ocurre con la banca lo mismo que ocurría en aquel chiste de Chumy Chúmez donde un político se dirigía a la multitud con esta disyuntiva: ‘¡O nosotros o el caos!’; la gente contestaba unánime ‘¡El caos, el caos!’ y el político replicaba ‘Es igual, también somos nosotros’.

Es exactamente lo que ocurre con los bancos y lo que demuestra la lista Falciani y la investigación de juez De la Mata: los paraísos fiscales también son ellos. Lo son, claro está, porque les dejan serlo, porque los gobiernos no tienen la fuerza, la determinación, los medios, las leyes y la coordinación global entre ellos para acabar con los innumerables escondites blindados donde los ricos –TODOS los ricos, según vamos sabiendo– ocultan su dinero al fisco.

Es un hecho que los ricos siempre han sido más listos que Hacienda. Cuando estalló la crisis, en 2008, algunos políticos como Obama o Sarkozy aseguraron que la fiesta se había terminado y que pronto Hacienda sería más astuta que los ricos suprimiendo de una maldita vez los paraísos fiscales. Se acabó el caos, proclamaban. De haber leído a Chumy Chúmez sabrían con quién se jugaban los cuartos.