El protagonista del golpe de Estado, el ex teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero Molina, lleva una vida tranquila, al borde del litoral en su apartamento de Torre del Mar, en la comarca de la Axarquía malagueña donde pasa largas temporadas. Un marco ideal para una persona de 84 años que quieren pasar desapercibido. De vez en cuando hace escapadas a su casa de Madrid pero vuelve al solaz y relajado retiro malagueño, tierra natal del golpista del 23-F. No en balde Antonio Tejero nació en Alhaurín el Grande un 30 de abril de 1932.

En en su retiro mediterráneo de Torre del Mar, tierra que no le es extraña pues en los años 60 estuvo destinado como capitán en Vélez-Málaga, practica costumbres muy metódicas. Se levanta muy temprano, siempre antes de las siete. Desayuna un café con leche de madrugada -"a palo seco", ni tostada, ni pitufo, ni nada- siempre en el mismo bar cercano a la Comisaría de Policía Nacional. Luego pasea junto al mar y apenas se relaciona con los vecinos. Es educado pero huraño, dicen quienes lo ven día a día en esa rutina cotidiana. No conversa con nadie, no habla con nadie, no se ha integrado en su comunidad, el huraño Tejero.


¿A qué dedica el tiempo libre?
El tiempo libre, que lo son las 24 horas del día, lo dedica a la pintura y a pasear por el mar. Su afición por la pintura le viene del tiempo que estuvo en prisión donde además aprendió idiomas y cursó la carrera de Geografía e Historia. En todo caso los idiomas que aprendiese no le sirven para comunicarse pues no habla con nadie, ni siquiera con su entorno vecinal. Desde siempre ha intentado pasar desapercibido evitando contactar con los vecinos... y desde luego, del 23 F, ni mú. Tan solo salió de su silencioso ostracismo en 2006 al escribir una carta al director del Diario de Melilla quejándose del Estatut de Cataluña y luego para presentar una denuncia contra el entonces Presidente de la Generalitat, Artur Más, en noviembre de 2012 por “conspiración e intento de sedición”.

Madrugones diarios
Uno de los pocos allegados que conocen el ritual diario del ex benemérito dice que desde que salió de la cárcel y comenzó a pasar las vacaciones de verano y la Semana Santa en Torre del Mar, han podido comprobar como puntual y diariamente, antes de las siete y media de la mañana acude siempre a la misma cafetería a por su obligado su café con leche. Sin duda alguna, el dueño de esta cafetería, es la persona con la que más contacto ha tenido Antonio Tejero desde que fijó gran parte de su residencia allí.

Un apartamento al mar, una barca de 4 metros y un hermano ultra
Cerca de la cafetería está su apartamento. Una primera planta de un edificio habitado en alquiler por los turistas ocasionales de verano, Semana Santa y puentes. Desde allí, Tejero baja a la playa y toma el sol. Durante mucho tiempo navegaba en una pequeña barca de cuatro metros. Dispone de un espacio en los bajos de su casa para guardarla. En la misma rutina lineal cotidiana, suele acudir a comer al restaurante del Club Náutico, un bello sitio de clase media y alta. En invierno no, pues está cerrado.

Whisky "nacional” por supuesto
Su fisonomía ha cambiado. Las canas se han hecho dueñas de su pelo y del bigote pudiendo pasar por un alemán o un guiri de los muchos que habitan la comarca. En verano es asiduo de la playa y con disciplina "militar" acude al restaurante del Club Náutico junto a su esposa, hijos y sus nietos donde casi a diario tiene reservada una mesa. Buen pescaíto frito de la Caleta de Vélez y verduras de la Axarquía para un socio del club como es Tejero. Cuentan una anécdota de él exponente de su irredento carácter. En una ocasión pidió un whisky y al ser preguntado por el camarero por la marca de la bebida contestó: “Producto nacional”.

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Y del Club Naútico a su casa, siesta, relax y pintura. Además de con su mujer, en ocasiones se le puede ver con Ramón Tejero, su hijo sacerdote que fue párroco de Mijas en la diócesis Fuengirola, a poco más de 50 kilómetros de su refugio axárquico y que vive con él. El cura “Don Ramón” fue candidato al Congreso por Valencia de Solidaridad Española, el partido creado por su padre y que dirigió asimismo la campaña electoral que Tejero organizó en 1982. También se le ha visto con su hermano Ramón, propietario de otra casa en Torre del Mar. A este militar de Infantería se le vinculó con la extrema derecha granadina, cuestión del ADN y las leyes de Mendel, será.

Un hijo derechista pero "muy culto"
Otro personaje del ámbito del golpista que se deja ver en Torre del Mar es su hijo, Antonio Tejero. Fue destituido de su puesto de Teniente Coronel al mando del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) número 1 de Valdemoro, los antidisturbios de la Guardia Civil, por organizar una paella en conmemoración del golpe de Estado del 23-F en el cuartel donde estaba destinado. A esa comida asistieron su padre y otros miembros del intento de subvertir el orden constitucional en 1981. Más tarde, Antonio Molina Díaz, fue restituido en su cargo tras ser nombrado coronel al ganar un recurso al Ministerio de Interior. Del vástago de Tejero dicen en Torre del Mar que es más explícito que su padre y una persona "muy culta".

Vende sus cuadros a 2.500 euros
Como hemos mencionado anteriormente la gran afición de Tejero es la pintura. Aunque ya la practicaba antes del intento de golpe de Estado, fue en su tour por las prisiones tras el 23-F donde profundizó y perfeccionó su hobby. En los distintos centros penitenciarios pintó y pintó tanto que ahora sus paisajes y retratos tienen un precio de venta de unos 2.500 euros. Adquisiciones que hacen una exquisita clientela derechista española.

Cultivo de huertos y un "manitas" de la construcción
Otra de las aficiones que desarrolla es la de cultivar huertos, algo que ya hacía en el Cuartel de Badajoz, localidad donde afirma en ocasiones que le gustaría morir, por ser su destino más recordado al criarse allí sus hijos y lugar de nacimiento del último vástago. Otra de sus vocaciones que ejecuta en la vejez es la albañilería, no en balde el propio ex guardia civil construyó su casa en Badajoz. Además es aficionado a la filatelia y como no, a los temas militares. Sin duda un retiro envidiable para la mayoría de los españoles el que disfruta una persona que estuvo a punto de llevarnos a un nuevo enfrentamiento civil. Muy distinto a los momentos de paz y relax que Antonio Molina vive desde hace años en la bella Axarquía y agradable Torre del Mar.