Le he robado a Faulkner la mitad del título (desde 1989, Amanece que no es poco, todos hemos leído a Faulkner). Iba a escribir “Barrizal en el ferial” pero me pareció un brocado más propio de la tradición manierista sevillana, cuyos febriles vates viven su apogeo en estos días de fastos de primavera. Así que se lo regalo sin regomeyo. El caso es que viernes y está anocheciendo, el barro anega los zapatos, venimos mi altocargo y yo del día del gañote gratis total en la caseta, doblamos una esquina y nos topamos con otro altocargo de los de toda la vida con su buena estampa a pesar de los años y tal, con su propia y tal también de toda la vida, abrazos y nos damos la vuelta para comprobar si el camarero todavía está detrás de la barra y, sobre todo, si siguen vigentes los copazos de mangazo. Ambas cosas por fortuna permanecen inalteradas. La que viene es una reconstrucción convertida en soliloquio, aligerada de tacos pero escrupulosa con el original:

“Pues te lo creas o no llevo días, seguramente ya semanas, con una sensación tremenda de culpa y desasosiego, que se ha acrecentado en las últimas horas viendo a esos chorizos del PP, a ese pijo Nacho robando a manos llenas con el descaro con que la derecha chapotea en la corrupción; la amargura ya no es por la certeza de que la mayoría de los votantes populares (cómo me jode usar esta expresión para referirme a ellos), son inmunes a esta pestilencia y, ahí están las últimas encuestas, van a ir a votar aunque sea a la cárcel o a Suiza, que es la verdadera patria del personal; tampoco estas interminables primarias, tan alejadas de la cultura interna del partido, tan criminalmente mediáticas y me pongo de muy mala hostia sólo de pensar que vamos a seguir así todo mayo, con este muñeco diabólico de Sánchez repartiendo veneno populista y gestionando sin pudor la candidatura de Podemos que comercializa en el PSOE. No es eso. Lo que me tiene amargado de verdad es que no he hecho nada ni como amigo que me considero suyo, ni como militante ni como demócrata para defender donde haga falta la honradez de Manolo Chaves. Cada vez que uno de estos ladrones digo Correa, digo Bárcenas, digo Granados, digo Rato, digo Matas, digo González salen a los periódicos y a las radios, ya tenemos organizado el linchamiento paralelo de Chaves, convertido por las baterías mediáticas de la derecha y el odio poscomunista/podemita en otro atracador más que se ha metido en los bolsillos millones de euros del dinero público andaluz. Y por ese estomagante birlibirloque jurídico que  considera penales las responsabilidades políticas. Esto es así, esto funciona así, la gente no entiende de matices procesales y el nombre de Chaves se usa como conjura para equilibrar la balanza. Yo sé que Manolo Chaves es el hombre más recto y honrado que he conocido y también sé que no he hecho nada, absolutamente nada por él, salvo contribuir a su condenación con mi silencio, como el de tantos. Como el de tantas. Hemos actuado como si Manolo Chaves se hubiera evaporado, como si no hubiera sido el presidente del la Junta casi veinte años. Y nadie, nadie es nadie,  da la cara por él.  Es la peor infamia que he consentido en mi vida. Así que en cuando pase el lío de estas malditas primarias, voy a reunir a quince, a treinta, a sesenta que tienen que sentir y sufrir lo mismo que yo para movilizarnos y hacer ruido con una plataforma de estas tan a la moda para impedir que esta puta mierda siga adelante”.

Y salimos a la noche, al barro y a la furia de una larga caminata hasta el metro. Y mi amore no dijo nada. Pero yo sé que pensaba en Guernica y en una mañana de abril sintiendo el Guernica de Picasso; pensaba en la canallada de la inocencia asesinada en estas fechas ochenta años atrás por las bombas franquistas y en la canallada de la inocencia asesinada en estas fechas de todos los días por  el silencio de los amigos y militantes y compañeros del alma, compañeros.