¡Niña, que viene El Intermedio! ¡Voy volando!, ¿pero a qué esa prisa, quiyo? ¿A qué va a sé? ¡Que esta noshe sale er Gonso con un reportahe de lo veintisinco año de la Eppo! ¡Ya era hora que alguien contara la verdá verdadera, mi arma! Pero, ¡niña!, no te siente en er sofá así como asín, antes traéte esa media de mansanilla La Hitana que tenemo en el frigo pa la grande ocasione, digo, ¿no?, hay que celebrá lo der Gonso. Ahí has estao bien, tunante, ¡marchando unos vinitos y media de hamón pa mi rey!

¿Dónde están esas cámaras?

Lástima que las cámaras de El Intermedio no recogieran ese momento de la noche en que tantas parejas sevillanas, fieles la idea que tantos en Madriz tienen de Sevilla, nos sentamos ante el televisor para ver nuestro programa favorito mientras canturreábamos para nuestros adentros unas alegrías de Cádiz tamborileando con los dedos sobre la mesa en la salita de estar presidida por el póster de la Esperanza de Triana que nos regaló el director de la caja de ahorros. ¡Ay, si nos hubieran grabado, qué bien habrían servido esas imágenes para cerrar el reportaje de Gonzo!

Luz, color y despilfarro

Y es que quienes sean asiduos de El Intermedio y no conozcan la isla de la Cartuja, tras haber visto el lunes pasado el reportaje de La Sexta pensarán que, 25 años después, el legado de la Expo 92 es un sórdido descampado invadido por las malas hierbas donde, una vez concluidos aquellos seis meses de luz, color y despilfarro, volvía a confirmarse lo que Madrid supo desde siempre: que en Andalucía somos buenos para la fiesta pero no tanto para el trabajo.

La pieza resultaba desconcertante porque el balance positivo que del legado de la Expo hacía en sus declaraciones el antropólogo y analista político Javier Aroca, entrevistado por Gonzo, era  paradójicamente ilustrado con imágenes grabadas en los espacios más cutres y deteriorados de la isla.

Lo que oyes y lo que ves

Es como si, en sentido contrario, el reportero hubiera entrevistado a alguien echando pestes de la Expo y del pésimo aprovechamiento posterior de la Cartuja pero ilustrando sus declaraciones con cuidadas imágenes del Centro Deportivo de Alto Rendimiento, el CaixaFórum, Isla Mágica, la Tecnoincubadora de Empresas Tecnológicas, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, la Facultad de Ingenieros, o el Centro Andaluz de Biología Molecular. Habría sido de locos.

El reportero también entrevistó al periodista y buen conocedor de la Cartuja José Luis Losa, pero sus declaraciones, también positivas como las de Aroca porque positivo es el balance, no fueron emitidas. ¡Y con toda razón! ¿Qué habrían pensado los de Madriz viendo una Sevilla laboriosa y eficiente capaz de reutilizar un espacio festivo ubicando en él empresas, instituciones y espacios culturales de vanguardia que facturan 2.000 millones de euros al año? Habrían pensado, claro está, que esa Sevilla no era su Sevilla y que se la habían cambiado. Gonzo prefirió traicionar la realidad antes que traicionar a su público.

¿Que dónde están las cámaras, cohone?

¡Niña, pero tú has visto lo que ha sacao este tío? ¿Pero esto qué é lo que é? Curro, cari, no te enfades, lo habrán engañado al pobre o igual es que, con todo lo que le harán trabajar, lo mismo ni ha tenido tiempo de ver la Cartuja, ¡vete tú a saber! Ya, Macarena, caniha, pero es que este Gonso no es mi Gonso, cohone. ¿? Que te digo que este tío no es mi Gonso. ¡Orvíate ya, hombre! Vamo a echá esa copita. No quiero copita, a tomá por culo la copita y a tomá por culo el joío Intermedio, apaga la tele y pon un poco de flamenquito, a ver si enderesamo la noshe. ¡Ese es mi Curro!