Los tres candidatos están ya calentando sobre la pista. El público va llenando poco a poco las gradas. Va a ser un espectáculo memorable, sobre todo para los hinchas de los demás partidos, que confían en que los combatientes socialistas se despedacen sobre la arena. No lo harán: todos han prometido no hacerlo, aunque en el fragor de la batalla nunca se sabe lo que puede suceder.