El presidente de Murcia es un tipo con suerte: nada menos que la Fiscalía General del Estado ha tomado cartas en la investigación que le pisa los talones ordenando a las fiscales del caso que no promuevan su procesamiento. El juez del caso, Eloy Velasco, y la acusación particular sí ven indicios de delito para formalizar tal investigación, que antes se denominaba imputación.

El caso

Los indicios son bien conocidos: cuando era consejero de Educación, Pedro Antonio Sánchez, en connivencia con el imputado de la ‘Púnica’ Alejandro de Pedro, habría podido cometer fraude, cohecho y revelación de información reservada al amañar –según el juez– contratos de formación para financiar “trabajos particulares reputacionales en internet para reformar su imagen de cara a su postulación como futuro presidente de la Región de Murcia”. Sánchez y De Pedro estaban en ello cuando se produjeron las detenciones policiales del ‘caso Púnica’, por lo cual no siguieron adelante con la operación.

La suerte

Tanta suerte tiene Pedro Antonio el Afortunado que logró enterarse ¡antes que las propias fiscales del caso! de que los cuatro fiscales de la Sala de lo Penal del Supremo, consultados por la Fiscalía General, no veían motivos, ¡qué suerte!, para que la justicia siguiera importunándolo.

¿Que por qué un simple caso de cohecho ha llegado nada menos que a la cúspide fiscal del Estado? Pues porque siempre ocurre así cuando se trata de casos de singular trascendencia.

La trascendencia

¿Que por qué el caso del afiliado popular y presidente autonómico Pedro Antonio Sánchez es de singular trascendencia? Pues por eso, porque es afiliado y además es presidente, igual que le sucede al también llamado Pedro y apellidado Sanz, afiliado popular y presidente de La Rioja hasta 2015, además de vicepresidente ahora del Senado, que, al igual que su tocayo murciano, tuvo la inmensa fortuna de que la Fiscalía General del Estado se interesara por su caso de prevaricación urbanística y constatara que tampoco ahí, ¡qué suerte!, había indicios de delito.

¿Imputado Sánchez? ¿Imputado Sanz? ¡En absoluto! Imputados serán otros. Ellos, como mucho, imputaditos. ¿Y qué es un imputadito? Pues eso: un imputado bueno, sin mácula, un imputado con suerte; o dicho de otra forma: un imputado del PP al que, en su calidad de imputadito, no le afecta el compromiso anticorrupción firmado con Ciudadanos.

La fuente

¿Que cómo el privilegiado Sánchez accedió a dicha información privilegiada antes que las propias fiscales de caso? Pues porque, resumiendo mucho, tiene muy buenas fuentes. Y es que, preguntada sobre tal extremo la portavoz del Gobierno de Murcia, Noelia Arroyo, replicó tan pancha al periodista que, del mismo modo que este solía acogerse al secreto profesional para no revelar sus fuentes, el presidente murciano no iba a ser menos y tampoco iba a revelar las suyas.

La doctrina

De generalizarse como merecería, la original Doctrina Murciana del Secreto Profesional propugnada por la portavoz Arroyo daría muchísimo juego en la política, y no digamos en la justicia:

–¿Podría explicar el acusado a los señores del jurado cómo logró obtener la información privilegiada que el Código Penal sanciona como delito y por la cual se sienta hoy en el banquillo?

–Lo siento, señoría, no puedo revelar mis fuentes, ya me gustaría, pero no puedo, de verdad que no puedo, la Doctrina Murciana del Secreto Profesional me lo impide.