Este fin de semana volveremos a reclamar que hay que situar a las personas en primer lugar. Los motivos son claros: la pérdida progresiva del poder adquisitivo de los salarios, de las pensiones y de las rentas de protección, la subida de los precios en los suministros básicos como son la luz, el agua o el gas, antes básicos pero tan inalcanzables para buena parte de las familias…en definitiva, la creciente desigualdad. Pero por eso no vamos a parar de luchar, para pararla.

La mejor expresión que podemos utilizar para describir al actual gobierno sería la de derecha sin derechos. Un Ejecutivo incapaz de asimilar su situación en minoría, que pretende continuar pasando el rodillo de las antiguas mayorías absolutas, obediente como el que más a los designios neoliberales establecidos por los lobbies de poder desde Bruselas y que demuestra, una y otra vez, que en su sesgado rango de prioridades, las personas ocupamos el último de los escalones. Porque mujeres, jóvenes y las personas en paro, vuelven a ser los más vulnerables los que están pagando una vez más las política económicas y sociales del Gobierno del PP.

Porque sus políticas nos han empujado al abismo del paro; nos ha abocado al agotamiento de indignas prestaciones por desempleo; nos ha condenado con salarios injustos que suponen una afrenta a cualquier proyecto de redistribución de la riqueza generada y de cohesión social; nos ofende con un enmascaramiento de las pensiones que, a partir de un maquiavélico juego de eufemismos, ha congelado las pensiones cual si de un carnaval, propio de estos tiempos, se tratara. No contento todavía con ello, nos está llevando a unos niveles de pobreza y de exclusión social del que, ni los afortunados que aún mantienen sus puestos de trabajo, logran escapar.

Además, este viernes 10 de febrero se cumple el 5º aniversario de una reforma laboral que ha creado un millón y medio de empleos precarios, después de haber facilitado la destrucción de otro millón y medio de empleos estables y con derechos a nivel estatal. Una reforma laboral que tenemos que combatir porque ha conseguido enquistar el paro estructural de larga duración en niveles desorbitados, con  2,4 millones de personas que llevan buscando empleo más de un año, que ha conseguido romper el equilibrio de las relaciones laborales.

Tenemos que modificar esas reformas tributarias que pretenden que, precisamente los que no hemos tenido culpa alguna de la situación actual, terminemos soportando los costos de una crisis generada por otros que, además, ahora se están enriqueciendo más con ella o el cuestionable “mérito” de haber sido capaz de acuñar términos como el de “pobreza energética” o “trabajador pobre” van a ser los grandes legados que estas políticas neoliberales van a dejar a las generaciones futuras, si es que pueden continuar aquí para verlas.

No podemos permitir que la propuesta de la patronal sobre incremento salarial se lleve a cabo, porque supondrá que los asalariados pierdan de nuevo poder de compra en una etapa en la que la economía crece. Hay que tener en cuenta que los salarios han perdido ya  5 puntos de poder adquisitivo de media, en los últimos 7 años, y el 10% de los trabajadores con menores ingresos han perdido un 20%.

Por todo ello, vamos a convocar cuantas movilizaciones sociales sean necesarias para derogar la Reforma Laboral, para devolver la dignidad a nuestros pensionistas, para mejorar la calidad de la Educación Pública y la cobertura de la Sanidad que a todos nos pertenece. Vamos a lograr aunar las voces de todos aquellos trabajadores que claman por el derecho a una vivienda digna, por el derecho a un puesto de trabajo, por el “derecho a vivir”. Allí te esperamos, porque juntos, podremos parar esto.