No intervino en el procedimiento administrativo para nombrar a Luis Guerrero. No supo que este, que hacía tareas de asesoría en Málaga, ocupaba oficialmente el puesto de director del Centro Andaluz de Flamenco. Se enteró de que ocupaba ese puesto cuando el asunto “salió en la prensa”. Del expediente de este y otros nombramientos se encargaban los funcionarios de la Secretaría Técnica y de la Dirección General de Recursos Humanos. No conocía al detalle la compleja normativa de Función Pública. Necesitaba un refuerzo en Málaga, preguntó si había un puesto de libre designación, le dijeron que sí y “punto". Le explicaron que la normativa permitía reasignar funciones y que un cargo podía desempeñar sus labores en otro sitio. Le dijeron que todo lo hecho era “conforme a la ley y que no había problema". No recibió ningún tipo de "alarma" por parte de los funcionarios cuando firmó el nombramiento.

Estos son los principales argumentos esgrimidos ayer en su defensa por el exconsejero de la Junta de Andalucía Luciano Alonso durante su comparecencia ante la Sala Civil y Penal del TSJA, en el juicio que se celebra contra él por la presunta comisión de un delito continuado de prevaricación administrativa en relación a los nombramientos de Luis Guerrero como director del Centro Andaluz del Flamenco (CAF) y de Alejandro J. Cárdenas y María Centeno como directores consecutivos de la Filmoteca de Andalucía, en una causa en la que se enfrenta a una petición fiscal de 14 años de inhabilitación para empleo o cargo público.

Personal de libre desginación

Alonso aseguró que el director del CAF fue contratado como personal eventual de libre designación, en concepto de asesor de la Consejería en materia de cultura para la provincia de Málaga ante la necesidad de reforzar esta área, pero precisó que él no intervino directamente en el expediente administrativo, un proceso que se llevó a cabo por los técnicos, en el marco de una "cadena de confianza" de las personas que se encargan de la materia y dentro de la "legitimidad de lo que ellos proponen".

Los testigos

El propio Luis Guerrero, que compareció en calidad de testigo, dijo no tuvo conocimiento de su nombramiento como director del CAF, pues siempre le "hablaron como asesor de cultura", realizando para ello tareas "de asesoramiento especial y de confianza" en el marco de una labor de la que "existe soporte documental".

El también testigo Alejandro J. Cárdenas sí sabía que fue nombrado director del Centro Andaluz de la Imagen, puesto circunscrito a Córdoba, aunque admitió que no ha estado físicamente allí: "Me dijeron que era conforme a la ley y que no había problema".

En cuanto a María Centeno, fue directora de la Filmoteca de Andalucía, pero "nunca trabajó como tal", cosa que le pareció “rara” aunque cuando preguntó le dijeron que se trataba de "un procedimiento normal".