El Boletín Oficial del Estado está de capa caída, sobre todo, en USA, donde  ahora se gobierna en “tuíter”, a tuiterazo limpio, merced al capricho y a la voluntad soberana de Donald Trump, flamante mandatario, ahora llamado el tío Trump por la trompa que saca cuando eructa un decreto de su gobierno firmando con la punta de la pluma en unos pliegos de tamaño Camp Nou que deben ser difíciles de manejar para encuadernarlos. En ellos Trump echa diariamente el garabato  con lo que nos espera a corto plazo: ahora la muralla maya, luego  meter al periodismo en vereda, etc., etc. y así, sin ministros, casi solo con “secretarios” que allí viene a ser lo mismo pero parece menos. De un día para otro, a los americanos les pasa como al barón de san Calixto (en su día, aquí en Granada, Gallego Burín) que se acostó hombre (decía la gente) y, por lo súbito de su nombramiento, se levantó barón. Allí ahora, en cambio de lo  que ocurre en la vieja Europa, todo es vertiginoso y Trump anda, dale que te pego, como niño con decretos nuevos y dándoles a los botones del famoso maletín que siempre va a su vera, siempre a la verita suya hasta el día en que se muera o lo apeemos del burro del poder con la fuerza de los votos que ahora no se han tenido, ay, maresita nuestra, ay ya yay y puede que más pronto que tarde se acabarán teniendo para aplicarle un empichemán por ser más descerebrado que Clígula, que ya es decir.

Ahora va el muy Trump y sigue cumpliendo con lo prometido cual es investigar el fraude electoral que consiguió casi que Hilary ganara las elecciones con tres millones más de votos. Aunque no obstante, cómo sería de gordo el triunfo electoral del tío Trump, que no hay aparato del Estado Norteamericano que no haya caído en manos republicanas:  el Congreso, el Senado, el FBI, la CIA, el Tribunal Supremo, La Fiscalía y todos los elementos importantes del mismísimo Gobierno ¿cómo se entenderá entonces que haya podido haber fraude electoral? Que venga el mismísimo teórico comunista italiano, formulador de la teoría de los Aparatos Ideológicos del Estado (AIE) y de los Aparatos Represivos del Estado (ARE) y de la necesidad de su penetración para lograr subvertirlos y controlar el Estado propiamente dicho. Y qué otra cosa han hecho los republicanos anti sistema y los extremistas de derechas sino aplicar la mayor parte de las recomendaciones granscianas para contrarrestar a Obama maniatándolo para impedirle aplicar su programa casi progresista y demócrata, la reforma sanitaria, la paralización de los mega oleoductos, obras públicas que dañarían el medio ambiente, etc. etc.

Y Trump está corriendo más que el tío de la lista en cumplir todo lo prometido en su programa en un tiempo record, todo lo contrario de lo que ocurre con otros políticos al uso, que mienten más que hablan y no como él, ni como Berlusconi, ni como haría Marie Le Pen, si alcanzara a presidir la República Fracesa, como de hecho hace Putin en la Rusia neozarista, Netanyahu en Israel,  y un largo grupo de gobernantes caprichosos y autoritarios  que han plagado las cancillerías  y legaciones diplomáticas durante la primera parte del siglo XXI contra todos nuestros pronósticos y a favor de los de ellos. Y esto no ha hecho más que empezar, que en cuanto  se le dé la vuelta de verdad a la tortilla y se acepte que, para hacerla, se necesita cascar huevos, no hay  más que hablar, como quien dice.

Qué negro se está poniendo el mundo, qué terrible su historia, qué nublado su futuro y qué impotentes todos nosotros para limpiar estas cloacas que ahora nos inundan. Por un clavo se perdió un aparato: por un aparato, un Gobierno; por un Gobierno, un Estado; por un Estado, una Unión Confederal; y así sucesivamente, hasta el infinito y más allá, como decía Buzz Laihgtyear en Toys Story.

Y hablando de cloacas ¿qué está pasando estos días con las supuestas hazañas sexuales del Rey Emérito durante su mandato? Parece que a don Juan Carlos le urgía el aparato sexual propiamente dicho durante el desempeño de sus reales funciones, y varios ilustres periodistas no han podido ser discretos por más tiempo y lo han comentado en sus tertulias televisadas. Si los hechos hubieran sido anteriores a lo de los elefantes de Botsuana, no se lo reprochariamos al monarca haber faltado a su promesa de propósito de la enmienda (no volverá a ocurrir)… pero si el caso es otro, el Borbón  ha contribuido al desprestigio de la Monarquía y esta institución ha quedado seriamente dañada merced a la ligereza de cascos del  Rey Padre, cosa que, por  otra parte es bastante frecuente en instituciones sin control puramente democrático. Y luego está la Iglesia Católica, con fuero económico sin control alguno, por ser prima hermana de Dios...  No, si va a resultar que el tío Trump no es tan malo,,, comparativamente. Líbreme a mí el Señor de decir otra cosa ni de disimular la existencia de las cloacas religiosas de la historia, ni de otras políticas propiamente dichas. Y si no, que vengan Bárcenas y su señora Rosalía y lo vean. No somos nadie...