Se acabaron en La Carolina las contemplaciones con el callejero franquista que incumplía el precepto de la Ley de Memoria Histórica que prohíbe exhibir símbolos de la dictadura. Los cambios –ocho en total– en el nomenclátor han sido aprobados este viernes por unanimidad en el Pleno del Ayuntamiento.

Un ejemplo llamativo: la hasta ahora denominada calle General Sanjurjo pasará a llamarse Pepe Luis Cruz, un vecino que "con su compromiso personal por la defensa de la libertad, mantuvo vivo el espíritu de la fiesta del Carnaval durante la dictadura y fue uno de los principales impulsores para que, en las últimas décadas, hayan recuperado fuerza y arraigo entre la ciudadanía".

El pueblo de don Ramón

La Carolina ha sido históricamente un feudo del Partido Popular, derrotado solo ocasionalmente por el Partido Socialista y nunca por mucha ventaja: en 2015 la diferencia no llegó a 500 votos. Durante varios lustros fue alcalde Ramón Palacios, que también lo había sido durante el franquismo. Muy conocido en Jaén como don Ramón, sus adversarios políticos decían de él que era ‘el último cacique de Sierra Morena’.

Fallecido en 2014, Palacios, que fue durante decenios uno de los hombres fuertes del PP andaluz, no habría dado jamás su visto bueno a los cambios en el callejero, aprobados ahora con el apoyo del mismo Partido Popular que él gobernó con mano de hierrro durante años.  Ya con 87 años y después de 45 en la política activa, Palacios presentaba en 2009 su renuncia al acta de concejal en el municipio, dos años después de haber perdido por primera vez las elecciones.

Los nuevos nombres

Un comunicado firmado por la alcaldesa, la socialista Yolanda Reche, lo explicaba así: "Hemos optado por reconocer la trayectoria de varios vecinos de La Carolina que han destacado en campos tan diversos como la investigación, la literatura, el flamenco, el toreo o han sido esenciales para fiestas como el Carnaval".

"Hemos buscado equilibrio entre hombres y mujeres, para que nuestro callejero muestre la labor de las carolinenses, nacidas aquí o que han arraigado en nuestro pueblo, para hacer de él un lugar mejor. Todos y cada uno de los elegidos han sido consensuados por los grupos municipales, que estábamos de acuerdo en que había que identificar a nuestro municipio con personas que han contribuido con su calidad humana a mejorar nuestra ciudad", explicaba la alcaldesa.

Entre las novedades figuran los nombres de Blas Infante, "padre de la patria andaluza que no tenía ningún tipo de reconocimiento en el municipio, y Josefa Segovia, que sin ser carolinense fue la promotora del primer instituto de educación superior" en la localidad.

Una fiscal combativa

Blas Infante, en concreto, dará nombre a la plaza que hasta ahora ostentaba el del ministro franquista León Herrera Esteban, mientras que el cofundador de la Falange Española Julio Ruiz de Alda da paso a la fiscal contra la violencia de género Gracia Rodríguez.

"Es un honor que una persona tan comprometida con la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, que es medalla de oro de Andalucía, haya elegido La Carolina para vivir y queremos que conste ese reconocimiento", explicaba la alcaldesa.

Un torero, una modelo, un poeta

La calle Mártires se llamará desde ahora Vicente Perucha López, para reconocer al torero carolinense, mientras que la denominada Alcázar de Toledo cambia su nombre por el de Josefa Segovia Morón. La calle Aurelio Muñoz pasa a llamarse Custodia Romero 'La venus de bronce', figura destacada del flamenco y una de las modelos predilectas de Julio Romero de Torres, "aunque esta bailaora no nació en La Carolina, está muy vinculada a nuestro municipio, donde residió buena parte de su vida y donde todavía permanece parte de su familia", ha comentado.

La calle Onésimo Redondo cambia su denominación por Eulogio Muñoa Navarrete, poeta carolinense, hijo de minero, que se vio obligado a exiliarse. Tiene diferentes reconocimientos por su obra literaria, lo que le permitió volver del exilio a mediados de los años 60. A finales de los años 90 del siglo XX se instaló en La Carolina donde decidió vivir hasta su fallecimiento en 2005. En sus obras hay numerosos poemas dedicados a su ciudad natal.