La expresión es algo vulgar, pero es la que mejor sintetiza y sugiere las desconocidas razones por las cuales el Partido Popular de Andalucía decidió hacer coincidir un viaje de su líder Juanma Moreno a Bruselas con el viaje institucional programado por la presidenta de la Junta Susana Díaz. A la vista del contraste de las agendas de ambos, en principio no parecía una buena idea, pero lo cierto es que, a la vista del rendimiento informativo obtenido por Moreno, le ha valido la pena. Un viaje en solitario de líder del PP andaluz no habría tenido apenas eco informativo ni político, pero habiendo viajado como polizón en el avión de la presidenta Juanma Moreno ha conseguido que los focos también lo iluminen a él.

Las agendas

Ayer era el día fuerte en la agenda de ambos dirigentes andaluces en la capital comunitaria. Estos fueron sus encuentros y reuniones:

Agenda de Susana Díaz para el día 30: Reunión con el presidente del Grupo Socialistas y Demócratas (S&D) del Parlamento Europeo, Gianni Pittella. Encuentro con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz. Intervención en abierto en el pleno del Grupo Socialistas y Demócratas. Reunión con la vicepresidenta de la Comisión y Alta Representante para la Política Exterior, Federica Mogherini. Reunión con la comisaria de Política Regional, Corina Cretu. Reunión con el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.

Agenda de Juan Manuel Moreno para el día 30: Reunión con el vicepresidente del Parlamento Europeo Ramón Luis Valcárcel. Encuentro con el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete. Moreno también se entrevistó el día anterior con la comisaria europea de Empleo, Marianne Thyssen. Valcárcel y Cañete son, como se sabe, destacados dirigentes del Partido Popular, mientras que la belga Thyssen milita en el conservador Partido Cristiano-Demócrata y Flamenco.

Meses de antelación

El PP no cesa de asegurar que ellos anunciaron el viaje de Moreno antes de que la Junta anunciara el de la presidenta, pero oculta lo obvio: que el Gobierno andaluz comenzó hace meses a preparar la agenda de Susana Díaz en Bruselas y Estrasburgo, de manera que resultaba inevitable que tanto el Ejecutivo de Mariano Rajoy como altos funcionarios del PP en Bruselas conocieran con mucha antelación las fechas del viaje de Díaz.

La filtración de las mismas es la explicación más verosímil de que Moreno también decidiera viajar del 28 al 30 de noviembre. ¿Espionaje institucional en el corazón del continente? Bueno, seguramente, pero tampoco es para escandalizarse: las filtraciones de este tipo son parte del juego político y no pasa nada por ello.

La ventaja de Díaz

Algo más llamativa fue la decisión de Moreno de plantarse en Bruselas. Al rebufo de la presencia de Díaz no era difícil pillar algo de cámara, sobre todo porque la propia Díaz tenía garantizada esa cámara y no tanto por su condición de presidenta de una región europea como por la, más novedosa, de referente del socialismo español y principal candidata a dirigirlo. Solo así se explica que San Telmo haya logrado armar una agenda tan completa en la que se incluía nada menos que una cita con el poderoso e inaccesible Pierre Moscovici.

Por lo demás, los mensajes lanzados por el líder andaluz en la antigua Flandes no ha sido muy patrióticos precisamente. Han sido sobre todo mensajes contra el Gobierno de Susana Díaz, como que no consigue frenar el paro o que Bruselas se ve obligada a bloquear cientos de millones de euros para el empleo en Andalucía porque el PSOE no los gestiona adecuadamente.

Aunque tales mensajes los haya camuflado el líder del PP con el ropaje algo hipócrita de que él solo quería echar una mano, es difícil ocultar su carga negativa. Obviamente, los ataques a la Junta son perfectamente legítimos: lo que no lo es tanto es lanzarlos ante quienes tienen la llave del dinero que Andalucía tanto necesita. Doble nota, pues, para Moreno: un 10 como ‘chupacámara’ y un 0 como patriota.