El presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, saca músculo exhibiendo a tres ministros en el mismo sitio y a la misma hora. El partido celebra este sábado una interparlamentaria en Córdoba bajo el título 'Un nuevo Gobierno para consolidar la recuperación' y en ella Moreno estará acompañado por el ministro de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro; el nuevo titular de Interior y exalcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, y la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez.

A los tres ministros de la tierra se suma también el flamente número dos de Hacienda, el exalcalde de Jaén José Enrique Fernández de Moya, aunque, como el trío ministerial, tampoco él es exactamente un ‘pata negra’ de Bonilla. De hecho, De Moya habría sido el número dos del presidente del PP-A si este hubiera llegado a ser José Luis Sanz, el hombre que estaba llamado a liderar el partido hasta que la vicepresidenta Soraya Sánchez de Santamaría se cruzó en el camino de María Dolores de Cospedal y puso en su lugar a Juanma Moreno.

El menguado pero inevitable Arenas

Y quien tampoco faltará en el encuentro de Córdoba será el vicesecretario de Autonomías y Ayuntamientos del PP, Javier Arenas, en otro tiempo líder indiscutible del partido cuya larga sombra todavía hoy resta brillo, al menos ocasionalmente, a Moreno. Aun así, en el partido todos saben que Arenas ya nunca volverá a ser el que fue.

Fuentes populares con acceso a la dirección de la calle San Fernando aseguran a EL PLURAL. COM que el delegado del Gobierno, Antonio Sanz, y el presidente del PP de Almería y alcalde de Roquetas, Gabriel Amat, son “los dos únicos apoyos de cierto peso que le quedan a Javier en el partido”. No en vano, el expresidente ha quedado muy tocado políticamente por su proximidad –en otro tiempo abrasadora cercanía– al ex tesorero del partido hoy procesado por corrupción Luis Bárcenas.

26J: un antes y un después

De hecho, nunca tuvo Arenas un perfil político tan bajo como ahora, cuando son contadísimas sus apariciones públicas con declaración a los medios. Sin embargo, el político de Olvera tuvo en sus buenos tiempos un poder interno y una influencia en Génova que Moreno está todavía muy lejos de tener. Mientras Arenas ponía los ministros andaluces, a Moreno se los ponen. Al y al cabo, y también esto lo sabe todo el mundo en el partido, Arenas se ganó el puesto de líder y a Moreno se lo regalaron.

Por eso, la interparlamentaria de hoy en Córdoba se ajustaría bastante bien a la sentencia popular de ‘dime de lo que presumes y te diré de lo que careces’, pese a lo cual no conviene olvidar un dato importante: en las generales del 26J el PP de Moreno le hizo morder el polvo al PSOE de Susana Díaz. Los casi 100.000 votos y tres diputados de ventaja –23 frente a 20– obtenidos entonces le supieron a gloria al presidente del PP. Aquella fue su primera buena noticia electoral en mucho tiempo y Moreno intenta que se traduzca en influencia real en La Moncloa y en Génova.

El caso Zoido

En principio, al PP de Juan Manuel Moreno no le habría gustado mucho, en realidad puede que nada, el nombramiento de Juan Ignacio Zoido como ministro del Interior, pero tampoco tenía margen político –todavía– para oponerse a la decisión. De hecho, fuentes conocedoras del proceso aseguran que, como es más o menos preceptivo, Moreno fue consultado sobre Zoido y dio su visto bueno.  

Un dirigente del Partido Popular que conoce bien al exalcalde de Sevilla comentaba en privado a EL PLURAL. COM la extrañeza que había producido en miembros de la dirección regional el nombramiento de Zoido no como ministro pero sí como ministro de Interior.  “Juan Ignacio tiene muchas virtudes, pero no es la persona adecuada para poner firmes a la Policía o a la Guardia Civil. En cambio –añadía– es una persona con mucha capacidad de diálogo y entendimiento, y en esta etapa vamos a necesitar los dos”.

En todo caso, la designación de Zoido como ministro del Interior le permite a la todavía secretaria geneneral María Dolores Cospedal, a quien se atribuye su nombramiento, ganar influencia en Andalucía. Influencia institucional pero también orgánica. A fin de cuentas, 2017 será año de congresos en el PP y cuantas más piezas se tengan en el tablero, mejor. Si llegado el momento Moreno mueve bien las suyas, Arenas será puro pasado y Cospedal lo mismo.