Es la comidilla en Prado del Rey desde la semana pasada. José Antonio Sánchez ha recibido una negativa de Moncloa a su deseo de salir corriendo desde la Presidencia de RTVE camino de Telefónica, donde le esperaría un puesto más tranquilo e igualmente bien remunerado (aunque esto tiene también sus problemas de los que informaremos en otra crónica). Una relativa sorpresa para todos que, sin embargo, no ha detenido la guerra soterrada que viene manteniéndose ya desde hace meses por hacerse con la herencia entre dos figuras: por un lado Eladio Jareño, director de TVE; por otro Enrique Alejo, el director económico de la Corporación.

Guerra de Tronos en Prado

Como cuentan en Elconfidencialdigital.com, Moncloa ha vuelto a pedir a José Antonio Sánchez que aguante en el puesto, que le quema ya desde hace tiempo, hasta que se produzca la formación de un nuevo gobierno. Sánchez, a regañadientes ha tenido que aceptar. Pero su movimiento ha sacado a la luz esa pelea que, según le dicen a ELPLURAL.COM en TVE, es comedida en las formas, pero dura en el fondo, con los dos contendientes buscando aliados sin disimulo.

El parón del Gobierno a Sánchez tiene una razón fundamental. No quieren abrir un melón que podría estar verde. Y es que de concretarse el gobierno de Rajoy con el apoyo de Ciudadanos y la abstención socialista, el puesto de Presidente de RTVE podría ser una de los primeros que el PP tendría que negociar. Se da por seguro que los grupos de oposición exigirían la vuelta al modelo Zapatero, el de un presidente de la Corporación elegido por dos tercios del Parlamento, y no el actual sistema de imposición del PP con su mayoría absoluta que Sáenz de Santamaría sacó adelante en los primeros meses de su mandato como vicepresidenta con mano en todo.

Pero el descaro con el que el PP maneja lo público no es nada nuevo. Y así, aunque todos los personajes son conscientes de que podrían, como decimos, estar adelantándose demasiado a los acontecimientos, lo cierto es que el parón a la salida de Sánchez no ha significado sin embargo el fin, ni siquiera un alto, en el pulso Jareño-Alejo. Y eso, porque detrás de ellos lo que aparece es una lucha, la de siempre, de las familias del PP a las que el propio José Antonio Sánchez no era ajeno.

PP contra PP

Situamos la batalla en este peculiar Juego de Tronos. Tras el candidato Jareño está el partido. Igual que lo está tras Sánchez. Y por el partido entiéndase la parte más tradicional del PP. Más concretamente, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, verdadero protector del personaje. Y, por supuesto, también Alicia Sánchez Camacho, de quien Eladio Jareño llegó a ser director de comunicación y consejero para todo. Pero también gente cercana al Presidente del Gobierno, que confían en su mano dura para unos tiempos difíciles como significarían un gobierno en minoría.

El antecesor en el puesto de Jareño, José Ramón Díez, acabó por tirar la toalla ahogado por el PPresidente Sánchez, que fue retirándole poderes hasta dejarle sin otro camino que la puerta de salida. Eladio Jareño es, en este sentido el heredero favorito de Sánchez, que no duda en recomendarle donde le escuchen…, lo cual podría acabar por convertirse irónicamente en otro grave problema para sus aspiraciones.

El candidato profesional

Enfrente, Enrique Alejo, director general corporativo, el hombre del dinero, es el protegido del tándem Soraya Sáenz de Santamaría-Cristóbal Montoro. Personaje de absoluta confianza del ministro de Hacienda, que fue quien le puso en el puesto, Alejo se vende como el candidato transversal, el hombre de gestión cuya única preocupación es el control financiero que, no lo ha disimulado, incluso ha defendido en ese sentido la necesidad de una reconversión de la empresa que significara una nueva reestructuración de la plantilla para la que se propone como cabeza y mano inflexibles.

En este sentido, por ejemplo, en Prado del Rey nos comentan de un doble movimiento de Enrique Alejo, con Ciudadanos por un lado, cuyo apoyo le resultaría clave, y por otro negociaciones con las centrales sindicales de RTVE presentes en el Comité de Empresa, y a los que lleva un tiempo cortejando y con quienes hace menos de dos semanas mantuvo una reunión llena de promesas.