El profano, militante socialista tan cualificado como cualquier otro aunque no haya sido secretario local ni provincial ni autonómico ni federal, se siente requerido para hacer oír su voz en público como siempre y, además, hoy por escrito. El profano decide acogerse a la libertad de expresión al igual que algunos socialistas “principales” y sus subordinados, como mejor forma de ejercer como librepensador.

El casi nulo margen de maniobra y negociación permitido por el comité federal del PSOE tras el 20 D ha venido a dar frutos como los que estamos viviendo. ¿Eran inevitables? ¿Eran deseados? El caso es que tras más de nueve meses han quedado grabados hechos incontestables al amparo de fonotecas y videotecas que recogieron el directo de los acontecimientos.

Frente a la defensa continua, firme y clara por el secretario general de lo obligado por el comité federal, se han venido produciendo intervenciones de socialistas de a pie primero, de barones y baronesas después y de “ex lo que sea” últimamente cuyo denominador común ha sido: criticar lo dicho y lo no dicho o lo hecho y lo no hecho por el secretario general, proponer decisiones contrarias a lo fijado por el comité federal con el mayor descaro y ninguna vergüenza o impulsar desde el anonimato la defenestración del elegido por la militancia.

El prolongado silencio de alguno y alguna, en retaguardia, se ha roto por fin a través de personas interpuestas de esas que siempre están dispuestas a hacer trabajos sucios. La dimisión concertada de 17 miembros de  la comisión ejecutiva federal sólo es entendida por el profano como detonante necesario para un golpe de mano en interés de algún elefante blanco, como en el 23 F

La desafortunada o malintencionada posición hecha pública por Felipe González el pasado martes le sonó al profano, de inmediato, como pistoletazo de salida. La salida en tromba a partir de ese momento de socialistas destacados o no y de casi todos los m.c.s. en favor de los llamados críticos, en vez de golpistas, alcanzó su culmen en el tratamiento informativo que el otrora diario independiente de la mañana le ha venido dedicando. Menos mal que hoy viernes el compañero José Borrell le ha recordado a Pepa Bueno que al secretario general no lo elige Prisa. Gracias por aclararlo. Así las cosas, el profano hace suyas las palabras del que en más de una ocasión se ha presentado como jarrón chino: el mayor enemigo del PSOE es el propio partido.

A Dios gracias, las palabras de la secretaria general del PSOE de Andalucía en el comité director del jueves me han tranquilizado. Su ofrecimiento y magnífica disposición a coser y unir lo que haga falta en el partido, aun cuando haya quien pueda pensar que algunos de los mayores rotos los ha producido ella, la engrandece. Su posición ajena a la decisión individual y no concertada de los 7 militantes de Andalucía que han presentado su dimisión como parte de la comisión ejecutiva federal, aun cuando algunos puedan creer que ella ha estado detrás, le hace justicia. Pero... en consecuencia con su compromiso a hacer tanto por el partido, el profano se pregunta:

  • ¿Ha pedido la baja como militantes a los 7 compañeros dimisionarios participantes en una decisión que ha puesto al partido en una  situación límite?
  • Si no lo ha hecho aún, ¿piensa hacerlo?
  • Si no piensa hacerlo, ¿se plantea, al menos, llevar el caso a la comisión de conflictos y proponer su sanción o expulsión si procede?
  • Caso de no hacer nada al respecto, ¿no le preocupa la sombra de duda que sobre su comportamiento va a quedar para siempre en este hecho tan dramático?
  • ¿Es consciente de cómo va a marcarla lo que haga o no en el futuro de su carrera política?