Poco después de las once de esta mañana saltaba la noticia: Pedro Sánchez convoca el Congreso Federal para  el 23 de octubre. Poco antes de la una de la tarde la noticia era otra, Sánchez convoca primarias exprés para el 23 de octubre y Congreso Federal para el 2,3 y 4 de diciembre. El secretario general del PSOE reunió hoy a la comisión permanente de la ejecutiva federal y allí anunció su enésimo órdago en lo que es ya una desquiciada huida hacia adelante, arropado por un reducidísimo grupo de seguidores personales. No hay precedentes en las democracias europeas de que un líder político, sea del signo que sea, se niega a asumir responsabilidad alguna tras dos años consecutivos de batacazos electorales históricos. La situación en el Partido Socialista es de desastre total, con un líder que no se aviene a razones, enfrentado a la mayoría de los dirigentes del partido y decidido a ir a la guerra. El Comité Federal convocado para el próximo sábado puede tumbar ambas convocatorias.

El ejemplo de Euskadi: de 25 escaños en 2009 a 9 hoy

Las cifras son demoledoras, y por si Sánchez y su guardia de Corps quieren intentar el desleal y lamentable argumento de que ellos no son responsables de nada, aquí va un ejemplo: en el año 2009, el peor año de la crisis, con el presidente Zapatero vapuleado por los suyos y por la derecha, el PSOE obtuvo en Euskadi 25 escaños, en estas últimas elecciones 9. ¿Un secretario general que prometió levantar al PSOE no tiene ninguna responsabilidad? ¿Se puede exigir a otros líderes políticos que asuman responsabilidades cuando él no asume ninguna? El problema es que la credibilidad del secretario general arrastra a la credibilidad del PSOE.

El liderazgo de la Izquierda

Cuando Pedro Sánchez se convirtió en líder del PSOE ya existía Podemos. Hay que recordar que fue el descalabro del PSOE y la emergencia de Podemos en las pasadas elecciones europeas lo que provocó la caída de Alfredo Pérez Rubalcaba. Sánchez prometió mantener y recuperar el liderazgo de la izquierda para los socialistas, pero dos años después el resultado electoral es el más catastrófico de toda la etapa democrática: 85 diputados en el Congreso y de 150 escaños que había en juego en las gallegas y vascas 50 han sido para el PP, 25 para Podemos y 23 para el PSOE.

 Sólo él hizo campaña en Euskadi y Galicia

En esa alocada huida hacia adelante, en esa ensoñación de "vencer a las encuestas", Sánchez se arrogó el protagonismo único en indiscutible en estas dos campañas electorales. Ni Felipe, ni Zapatero, ni Rubalcaba ni ningún otro dirigente socialista. Sólo él y los dirigentes locales, el resultado por tanto es suyo y por primera vez nadie de la actual ejecutiva federal puede decir que la derrota es de todo el PSOE, porque ha sido la actual dirección socialista la que decidió estrategia sin contar con nadie y retando a todos.

 NO a su estrategia

Desde la repetición de las elecciones generales el discurso de Sánchez se ha resumido en una frase: "No es no". Con ella explica su rechazo a permitir que gobierne el PP, al tiempo que su equipo de propaganda agitaba que los barones querían cargárselo para hacer presidente, no ya a alguien de derechas, sino "al corrupto Rajoy". El problema es que Sánchez y su guardia de corps no han presentado alternativa política al "no es no" y los resultados electorales de este domingo lo que demuestran es que los ciudadanos han dicho NO a su estrategia.