Apenas existe parangón entre el líder del partido Laborista británico y Pedro Sánchez: Jeremy Corbyn es un veterano que ha hecho mucha política en la calle (como corresponsal de Antena 3 TV en Londres le entrevisté varias veces mientras encabezaba manifestaciones para que se juzgara a Pinochet en Londres a finales de los 90); Por su parte, la trayectoria del socialista español es más corta, con poca calle conocida antes de convertirse en candidato, y con algún cargo en su haber.

A ambos les une, sin embargo, un reto extremadamente difícil de afrontar y que tiene que ver con la situación de la formación política que encabezan: Los dos mantienen un duro enfrentamiento con personajes de peso del partido que puede afectar negativamente al mismo.

En el caso británico hay dos testimonios que lo corroboran: El alcalde de Manchester, Andy Burnham, próximo a Corbyn, ha afirmado que "si las luchas continúan, el laborismo puede entrar en fase terminal".  Muy preocupado por la situación de la izquierda británica tras el golpe encabezado contra Corbyn por el 80 por ciento de los parlamentarios laboristas, el joven periodista y gurú mediático Owen Jones, una especie de Íñigo Errejón por su juventud y desparpajo, dijo a finales de julio que "todos los indicios apuntan a que el partido laborista, y la izquierda en su conjunto, está al borde de la catástrofe".

Entonces, ¿por qué Corbyn acaba de conseguir el respaldo del 62 por ciento de las bases del partido, dos puntos más que hace un año?

  1. Cuenta con el apoyo de amplios sectores sociales especialmente afectados por la crisis y los recortes de los conservadores y consiguió que más de 50.000 personas se afiliaran al laborismo durante los primeros 15 días de su liderazgo. En su primer discurso como líder en la conferencia anual del partido Laborista en septiembre del año pasado, Corbyn prometió acabar con la desigualdad y proteger a los trabajadores. Allí no ha surgido un "Podemos" que les represente, pero es porque el propio partido Laborista ha engullido históricamente ese tipo de propuestas, incluidas en su día las tendencias trostkistas. En este caso, ese movimiento dentro del partido se llama "momentum" y sus miembros apoyan abiertamente a Corbyn.
  2. Quienes se han enfrentado a Corbyn forman parte de una casta política que no para de dar que hablar: en 2009 quedó muy malparada al descubrirse que abusaban de los gastos parlamentarios en beneficio personal, como los 14.500 euros que el laborista David Chaytor solicitó al erario público para hacer frente a una hipoteca que había terminado en 2004. O el escándalo sexual destapado este mes de septiembre protagonizado por otro diputado laborista: casado y con dos hijos pagó por mantener sexo con dos hombres a través de la ONG contra la diabetes que dirige.
  3.  A pesar de algunos errores iniciales ha demostrado ser un excelente parlamentario, consecuente con sus ideas y mordaz frente al primer ministro Cameron, al que apabulló en su primer discurso lanzándole algunas de las 40.000 preguntas que le habían hecho llegar ciudadanos de a pie por correo electrónico.
  4. Según confesó a Owen Jones su visión del laborismo durante su mandato debería basarse "en una economía que no reduce los gastos sociales, que está dispuesta a invertir y participar en todos los ámbitos económicos que den oportunidades a todas las personas para vivir decentemente. Un sistema de bienestar que no penaliza a aquellos con discapacidades, sino que los apoya. Un servicio de salud que cubra a todos, siempre, de manera gratuita y que no sea privatizado. Y una política exterior que esté basada en los derechos humanos y el fomento de la democracia en todo el mundo".
  5. La gestión del Brexit que ha puesto en marcha la sucesora de Cameron, Theresa May, le brinda la oportunidad de reparar el error de haber mantenido una ambigüedad calculada en la campaña del referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE. El debía saber que amplios sectores cercanos al laborismo en las ciudades industriales del norte, especialmente afectadas por la crisis, apoyarían el Brexit al echar la culpa de sus males a la inmigración, punta de lanza de los partidos que abogaban por salir de la Unión Europea. Ahora podría tener de su lado a una amplia masa que pide minimizar las consecuencias de esa decisión, cuyo culpable ha sido el propio Cameron.

Corbyn tiene dos retos importantes, mejorar una estrategia mediática en la que ha sido claramente rebasado por su oponente directo e intentar seducir a las personas mayores, que votan mayoritariamente al partido conservador. Antes que eso, su victoria entre las bases debería ayudarle a superar un desafío crucial: unir a un partido peligrosamente dividido durante la conferencia nacional que comienza el miércoles en Liverpool.