Esto es el acabóse. Y se nota en pequeños detalles. El vórtex de sesapil [como dicen en mi pueblo] jolie-pitt se disuelve como un grumo de colacao [no es por hacer publicidad, es que el nesquick no los hace]; Obama se va, eso sí con un Nobel de la Paz en el bolsillo [el próximo será el de la Concordia para Trump, me apuesto algo]; el rey jugando a mago o a profesor de esos blandorros que menean la cabeza y dicen ay ay ay cuando un alumno le arranca las pelotas a otro de una patada; Pablo Iglesias dando collejas digitales a Errejón, porque Podemos soy yo y Evo no hay más que uno [y si no, que se lo pregunten a Echenique]; y, lo más grave de todo, la selección sin Del Bosque.

El próximo premio Nobel será de la Concorcodia para Donald Trump

La anarquía escribe recto con renglones torcidos, se lo digo yo. El rey, que anda un poco harto de desgobierno y de tener que salir a la palestra, con lo a gusto que se está en casita, ha dicho a los políticos que firmen un acuerdo prematrimonial, un prenup como el de Angelina y Brad [digo yo que preguntará de medio lado “Alfonsín ¿nosotros tenemos de eso con la reina?”]. Pero no me imagino yo a Sánchez cohabitando con Rajoy [perdón por sugerir la imagen que le acaba de brotar a usted en el cerebro]. En realidad, no me imagino a nadie cohabitando con Rajoy. Quizá con Trump, por aquello de compartir secretos de belleza capilar. Aunque terminarían discutiendo por robarse el greciandosmil el uno al otro.
A lo mejor el rey está intentando pasar a la historia con un mote: Felipe VI el Pactador. Había pensado el Unificador, pero a la vista de cómo anda el patio por el rincón noreste, mejor lo dejamos. Hasta los vascos están más callados que de costumbre. Se ve que las elecciones tienen ya menos tirón que la tos de Hillary. Deja que hagan ruido los catalanes, Íñigo, le dicen sus huestes a Urkullu, ese político que de apellido ya gana un diez por ciento de los votos, aunque suene a discoteca makinera y poligonera.
Se acaba el verano y se acaba una época. Andamos cansados de tanta información electoral por todas partes, huérfanos de una Carla Bruni que le dé color. Y la selección sin Del Bosque, que es lo grave.