Hace ya más de dos años que Podemos está en nuestras vidas y más de uno desde que tocaron el poder en formato municipal, con los llamados Ayuntamientos del cambio. En todo este tiempo, quizás entretenidos porque el asalto a los cielos de La Moncloa se retrasa, o porque matan las horas peleándose en Twitter, los chicos de Pablo Iglesias no han tenido tiempo de desplegar aún su dictadura comunista y de convertir a España en una sucursal de Venezuela con papel higiénico.

Pero todo eso está a punto de cambiar en la ciudad de Madrid dentro de una semana, con la apertura de la Radio Escuela M21; un proyecto que la caverna ya ha bautizado, con su habitual acierto y florido verbo, como Radio Carmena.

Lo cierto es que el proyecto de pensamiento único les ha quedado un poco descafeinado. Muchos temíamos que, en su conocido afán por controlar a los medios de comunicación, esta radio se centraría en loar al líder supremo de la coleta y en maquillar los terribles dictados de Carmena para que en Madrid haya cada vez más bicis por las calles. Sin embargo, la idea se ha quedado en una radio de andar por casa que sirva de centro de formación para jóvenes y que se limitará a informar sobre el estado del tráfico o los niveles de contaminación en la capital.

Esperanza Aguirre, quizás por inercia de su pasado, ha vuelto una vez más a encontrar un escándalo donde no hay más que una herencia de Gallardón. Y, pese a que en su día calificó de magnífica idea esta Radio Escuela, como nos ha confesado su coordinador, Jacobo Rivero, no ha querido dejar pasar la oportunidad para vaticinar que la emisora estará, tarde o temprano, “exclusivamente dedicada a la propaganda” podemita y a la prédica de “su ideología, el populismo y comunismo”.

Quizás, por cercanía, Aguirre se haya contagiado con estas dotes de pitonisa de su amado Hermann Tertsch, a quien pagaba anualmente en Telemadrid una millonada, en sentido literal, por dejar grabada, entre otras cosas, una pieza sobre la huelga en la cadena un día antes de que comenzase. Es sólo uno de los infinitos ejemplos de cómo Aguirre utilizaba el dinero público para hacer “propaganda”, bien a través de Telemadrid, bien a través de publicidad de la Comunidad a los medios que le reían las gracias.

A lo mejor a Aguirre lo que le ha molestado es que no le hayan consultado a ella cómo montar un panfleto partidista. Normal que al final les haya quedado una simple Radio Escuela que haría enrojecer a los herederos del Pravda soviético.