Con la decisión del Tribunal Supremo de abrir una investigación sobre el papel de Rita Barberá en el presunto blanqueo de capitales del PP de Valencia, la exalcaldesa ha pasado de ser una de las vacas sagradas del PP a la cabeza de turco de la formación popular. El partido se ha fijado como objetivo lavar su maltrecha imagen dado el escenario político actual y con las elecciones autonómicas de Galicia y País Vasco como telón de fondo. Por ello, y solo tras conocer la decisión del Supremo, mandatarios del PP han salido en cascada y han cargado duramente contra Barberá por su dimisión en diferido. Todos menos una: María Dolores de Cospedal.

La secretaria general del PP es la única amiga interina de Rita Barberá. Hemos visto como el candidato a lehendakari Alfonso Alonso fue el primero en poner el grito en el cielo y dio un utlimátum a la exalcaldesa: “Si no toma una decisión hoy, la tendrá que tomar el partido”. Javier Maroto, vicesecretario de Acción sectorial, también ha sido uno de los que ha encabezado las críticas asegurando que “es evidente que no renuncia al escaño para conservar el aforamiento y esa decisión no cumple los requisitos de dignidad y ejemplaridad”. Y así, todos y cada uno. Excepto, como decimos, Cospedal, que se mantiene fiel a Rita.

Es la única que aún defiende a la exalcaldesa, y lo hace con especial empeño Ante la pregunta de si hubiese preferido que Rita también hubiera dejado su acta de senadora, Cospedal respondió que “ya ha hecho lo que considera que tenía que hacer” y añadió que “tiene derecho a la presunción de inocencia”. En este último aspecto, se mostró insistente: "Eso lo tengo que recordar, un mínimo de respeto a la presunción de inocencia yo creo que deberíamos tener".

De hecho, ha llegado incluso a justificar que la calidad de aforada que la ampara no supondrá ningún perjuicio para el proceso, la investigación o la igualdad de los ciudadanos ante la ley: “El aforamiento significa que juzga un tribunal distinto [el Tribunal Supremo en este caso] pero todos los ciudadanos somos iguales ante la ley”.

El que de momento no se ha pronunciado sobre su amiga Rita, "la mejor", es Mariano Rajoy, quien ha evitado sistemáticamente las preguntas haciendo alarde de su arsenal de bombas de humo y plasmas.

Hay un proverbio que reza que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Y el PP se lo ha tomado al pie de la letra. Han dejado a un lado las discrepancias entre mandatarios y han cerrado filas para clamar con Rita Barberá.  El PP de Valencia ha anunciado, incluso, que apoyará una iniciativa para pedir a Barberá que renuncie a su escaño. Pero en este escenario tan hostil, aún queda una superviviente en pie, una soldado fiel, María Dolores de Cospedal.