Hay gente con suerte doble. Por lo menos. Por un lado está que les toquen 12 millones de euros en la lotería. Y por otro está que la Justicia les compre que han repartido ese dinero entre su hermano y sus padres cuando la Fiscalía les acusa de alzamiento de bienes para no hacer frente a sus responsabilidades penales. Parece un lío, pero no lo es. Les explicamos.

La porquería que no limpio Emarsa

Estamos hablando de Enrique Crespo, exvicepresidente de la Diputación de Valencia, exalcalde de Manises y de expresidente de Emarsa, aquella compañía que crearon en Valencia para tratar las aguas residuales, pero que trajo mucha porquería en forma de malversación de fondos públicos, fraude fiscal, estafa y delitos contra la Hacienda pública porque, presuntamente, una trama se dedicaba falsificar todo tipo de documentación para pagar con dinero de todos viajes, artículos de lujo y, de paso, metérselo en el bolsillo.

Sucedió que en Manises, donde como decimos era alcalde el presidente de esta modélica sociedad, tocó la lotería en la navidad de 2011. En concreto, el número que había comparado el Partido Popular, que también dirigía el alcalde, Enrique Crespo. Por sus manos, en concreto, pasaron 12 millones de euros. Pero dijo entonces el investigado, y ante la amenaza de que se le confiscara el dinero para hacer frente a sus responsabilidades, que de los 260 décimos con los que se había quedado, él tan sólo se había quedado con uno, y porque no había podido colocarlo. Curiosamente, 159 de esos décimos los habían comprado su hermano y sus padres. El resto se los habían quedado amigos y colaboradores. Es decir, que el dinero había quedado ‘en casa y alrededores’, pero no en sus manos.

In dubio, pro reo

Los fiscales sospecharon de la coincidencia, acusaron a Enrique Crespo de alzamiento de bienes y pidieron tres años de prisión para los involucrados. Pero este martes el juzgado de lo Penal número 6 de Valencia ha decidido que “no resulta suficientemente acreditado … que éste (el acusado) se concertara con sus padres y hermano para simular que los agraciados eran éstos para que eludir el embargo que sobre su patrimonio era previsible que se acordase” por el caso Emarsa.

Es más, la juez, según la sentencia considera que “en absoluto resultan probados los hechos denunciados, o, al menos, surgen dudas sobre su comisión”. Y decide que con el principio “in dubio pro reo”, “las dudas deben operar en beneficio de los acusados” y dictaba sentencia absolutoria.

La felicidad de los Crespo no es total aun, sin embargo. La sentencia que entre tantas dudas ha dictaminado la juez es recurrible ante la Audiencia Provincial de Valencia.