"Usted traiciona a los muertos y ha revigorizado a una ETA moribunda", espetó Mariano Rajoy en 2005 al presidente José Luis Rodríguez Zapatero en su enésimo intento de usar a las víctimas para su beneficio político. Es uno de los golpes bajos que le perseguirán para siempre en su carrera política, como cuando intentó acceder a la presidencia durante una jornada de reflexión mostrando su “convicción moral” de que ETA era la autora del 11-MCon aquellas frases Rajoy hizo las delicias de la ultraderecha y de esos periodistas de la ‘caverna’ que veían en él a un tibio, pero ahora esas frases se le vuelven en contra. Porque el presidente en funciones acudirá a Colombia a respaldar institucionalmente el Acuerdo de Paz del Gobierno de Santos con la guerrilla de las FARC tras una larga negociación en Cuba. Ahora los mismos que aplaudieron la dureza de Rajoy frente a Zapatero le reprochan su cambio de postura. 

Al presidente también le afean su incoherencia en su postura internacional y nacional. Desde El Comercio de Gijón difundían un artículo de opinión en el que tachan a Rajoy de "cómplice" al avalar unos acuerdos “que tú nunca aprobarías para ETA en España”. “Rajoy, no puede apoyar en Colombia lo que niega en España, por el simple hecho de que lo que ocurra a 10.000 kms no le afecta y mantener intacto el fair play diplomático pues después aquí Otegi y su entorno, le van a recordar su contradicción, como ya están haciendo”, insiste el artículo.

Opinadores de extrema derecha como Hermann Tertsch han azuzado desde las redes ese debate contra Rajoy. El presidente en funciones fue un día como ellos y también jugó a la intransigencia y a monopolizar el dolor de las víctimas cuando atacaba a Zapatero, y ahora esas posturas le pasan factura.