Ya está aquí la foto más esperada y además con sus dos protagonistas, que han tenido a bien acercarse hasta Madrid, uno desde Galicia, donde ha pasado todos los fines de semana de este mes, Mariano Rajoy, y otro desde, suponemos, Barcelona, Albert Rivera. Ambos, eso sí, al pie del cañón constantemente, tal y como se han encargado de filtrar sus equipos, incluida la intervención salvadora de hace poco más de 24 horas para desencallar el asunto.

El apretón de manos de los 'jefes' supone la ratificación del acuerdo por el que Ciudadanos presta su respaldo al aspirante popular a la reelección en el debate de investidura de esta semana que mañana comienza. 

Es verdad que muchos observan el gesto como una especie de rendición de Breda, sin lanzas -o estas guardadas-, en la que el partido naranja también habría rubricado su fin o su regreso a Cataluña para salvar la región de las huestes independentistas, visto que García Albiol se ve incapaz. Algo así como la absorción de una empresa pequeña por una gran compañía, pero dejando una delegación con nombre propio en su lugar de nacimiento, al estilo de los navarros de UPN

Ciudadanos, peor parado

Esto se verá con el tiempo. Lo que parece evidente es que es Ciudadanos el que sale peor parado de todo esto, tras pactar primero con el PSOE y luego con el PP; lograr un resultado histórico el 20D y luego perder 8 diputados en apenas 6 meses. Rivera trató de frenar el borrado de las letras que componen la nomenclatura de su partido con seis condiciones "inamovibles", "imprescindibles", "irrenunciables" que luego fueron modificadas tanto como su promesa electoral de eliminar las diputaciones

Al margen de otras consideraciones, el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, y el de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, han rubricado ya un acuerdo que lleva por título '150 compromisos para mejorar España'. Esos 150 puntos no recogen de manera tácita una rendición al uso, aunque antes del acto formal de la firma, Rajoy y Rivera se han sentado uno frente a otro con una mesa de por medio. 

Rivera y Morata 
Y entonces hay que volver a la foto, a la imagen más esperada por algunos. A las dos manos estrechándose y a los protagonistas mirando al tendido. Observando con detenimiento sus caras viene a la cabeza aquella en la que salían Florentino Pérez y Álvaro Morata el día de la presentación del futbolista como nuevo jugador del Real Madrid. La de Rivera era similar, a pesar de lo poco que se ha podido ver. La emoción de Morata era lógica, no en vano suponía el regreso a su casa; la de Rivera también, no por barruntar un posible fichaje por el PP, sino por el bien de España