Tras la firma de un acuerdo para muchos descafeinado por las concesiones de Ciudadanos, más allá de algunas situaciones sorprendentes como la nueva definición de corrupción, el primero en salir a dar su opinión sobre el pacto ha sido, precisamente, el líder del partido naranja, Albert Rivera. Se siente como pez en el agua ante los medios de comunicación y no iba a desaprovechar una ocasión como ésta.
Sin embargo, sobre la mesa, estaban aquellas seis condiciones indispensables para el consenso y algunos de los 150 puntos del acuerdo. Rivera ha dicho, por aquello de su compromiso sobre las diputaciones y el Senado, que su partido y el PP han planteado una reforma del Senado y un recorte del gasto de diputaciones y empresas públicas de hasta 1.000 millones de euros, o lo que es lo mismo, un recorte mínimo si se tiene en cuenta el presupuesto que manejan algunas empresas públicas y que, según cómo se haga el reparto sí puede generar muchos problemas a las entidades provinciales. 
Cambios en el Senado, recortes en las diputaciones
Para tratar de justificar su marcha atrás ha asegurado que "por fin" se va a cambiar la Cámara Alta, para que sea territorial de verdad, al tiempo que ha adelantado una "reducción sustancial del número de senadores". En ese capítulo institucional, el líder de Ciudadanos ha puesto en valor el haber logrado su partido "despolitizar la justicia" con una reforma del CGPJ por la que la mayoría de los vocales de este órgano serán elegidos por jueces y magistrados. Después de lo ocurrido con el tema de la corrupción, este domingo ha anunciado de manera rimbombante que ambas formaciones han acordado la incorporación del "delito por enriquecimiento ilícito" para cargos públicos. 
Rajoy, en su línea
Por su parte, Mariano Rajoy poco ha hablado del acuerdo, y lo que ha dicho y nada casi es lo mismo. Ha comparecido el presidente en funciones con la lección bien aprendida así que se ha centrado en lo que le toca esta semana.
En primer lugar convencer al PSOE y a Pedro Sánchez. El gallego ha afirmado que ha hecho lo que tenía que hacer al conseguir reunir 170 apoyos (con Ciudadanos y CC), aunque reconociendo su insufiencia.  
Del mismo modo, el líder del PP ha indicado que si su investidura resulta fallida, su "obligación" es "perseverar en el intento" y así lo hará, añadiendo que una nueva investidura no tiene por qué celebrarse tras las elecciones vascas y gallegas y puede hacerse antes. Eso sí, ha señalado que el pacto firmado con Rivera es un "paso muy importante".