El escenario que se dibuja en el interior y exterior de España a corto y medio plazo no puede ser más complicado. Dentro de 35 días tiene que presentarse el proyecto de Presupuestos Generales tal y como recoge la Constitución y unos días más tarde el gobierno tendría que presentar en Bruselas un avance de las cuentas generales del Reino de España.

Esto como perentorio. Pero el problema fundamental continúa siendo el órdago secesionista catalán que sigue empeñado en mantener su hoja de ruta digan lo que quieran las instancias judiciales y políticas. Los independentistas están aprovechado arteramente el vacío de poder existente en el Estado para dar pasos inequívocos hacia la secesión sin importarles lo más mínimo las consecuencias para unos y otros y, sobre todo, la imagen internacional que deteriora el crédito y todo lo que subyace.

Gobierno

Mientras PP y Ciudadanos se empeñan en formalizar constitucionalmente un gobierno al que podamos siquiera criticar, la clave continúa siendo el PSOE de Pedro Sánchez que si nos atenemos a sus propias palabras sigue instalado en las posiciones ya conocidas.

No tengo una idea clara respecto a quién lleva razón dentro de la socialdemocracia española. Lo escribo claramente. Sánchez tiene sus argumentos y los Felipe González, Maravall, Fernández Vara, Guerra y otros dirigentes y ex dirigentes también cuentan con los suyos. Y los han expuesto con toda claridad a favor de permitir que Rajoy, como candidato más votado, puede finalmente revalidarse en el palacio de la Moncloa. No es una decisión fácil en cualquier caso. Pero para eso están los que tienen el poder: para decidir.

Hay algo en lo que Sánchez lleva razón: merece un respeto y sus posiciones otro tanto. Se la juega personalmente tanto decida continuar bloqueando la situación como si finalmente 11 de sus diputados les entren las urgencias fisiológicas llegado el caso.

Imagen

Lo que sí es un hecho claro es el deterioro de la imagen institucional del país en el mundo exterior. Italia atraviesa por problemas muy severos; en Francia y Alemania amenazan con tomar el poder los populismos y la extrema derecha y en Estados Unidos hay un señor apellido Trump que puede poner el mundo patas arriba.

No son estos buenos tiempos para la lírica.

Si finalmente no hay acuerdo posible en dos meses y los españoles vuelven a ser llamados a las urnas el 25 de diciembre esto se puede enlodar aún más de lo que está.

No creo, sinceramente, que los ciudadanos y mucho menos los contribuyentes lo merezcamos. En modo alguno.