Mariano Rajoy está dispuesto a luchar hasta el final para que no se repitan las elecciones. Así lo dijo este miércoles. No quiere perder más el tiempo y urge a la formación del Gobierno. Pretende que la política española recupere su madurez. ¡Bien! Pero hasta aquí llegaron las aguas. Por cierto, casi todas corruptas. Él puede hacer mucho más. Puede y debe renunciar a repetir como candidato a la presidencia del Ejecutivo. Que se convenza de una vez por todas. O se retira, o la situación seguirá bloqueada.

Pedro Sánchez lo apuntó indirectamente. La regeneración democrática que exige el Partido Socialista para plantearse, llegado el caso, una abstención en el Congreso, que permita salir del atasco actual, debe pasar por la desaparición de quien, como mínimo, permitió que en el PP campeara a sus anchas la corrupción. “Hace falta un Gobierno limpio y justo, y ese no es el Gobierno del señor Rajoy”, insistió Sánchez. Más claro, imposible.

Rajoy Puede y debe renunciar a repetir como candidato a la presidencia del Ejecutivo. O se retira, o la situación seguirá bloqueada.

No hace falta seguir mareando la perdiz e insinuar, como hizo el presidente del Gobierno en funciones, al final de la reunión de la Ejecutiva Nacional del PP: “Podemos aceptar muchas cosas o no”. En todo caso, después de anunciar que ayer se estudiarían las seis propuestas de Ciudadanos, de eso nada de nada, y todas las culpas las sigue acaparando el PSOE.

Esta situación poco tiene que ver con la manera que Mariano Rajoy Brey llegó a ser presidente del Gobierno gracias a la crisis económica. Entonces, primero utilizó a los medios de comunicación, la mayoría conectados con la Brunete Mediática. El ataque con oda la fuerza de la derecha al entonces presidente del Gobierno, Rodriguez Zapatero, fue inmisericorde. Determinado sector del clero incluso apretó aún más, pensando gozoso que volvía por fin la Santa Inquisición.

En aquel tiempo, Rajoy cayó en desgracia. Su padrino era, ni más ni menos, que Aznar López, pero esta circunstancia no lo blindaba. Todo lo contrario. Había además perdido en las urnas de 2008 con un resultado magnífico para el PSOE, que se quedó al borde de la mayoría absoluta. No obstante, la alegría colectiva desapareció a raudales. De pronto, estalló la crisis. En España y en medio mundo, también. Dicen unos que la crisis hizo morir a Zapatero, y otros lo niegan. La verdad es que aguantó cuanto pudo, y cayó. Igual que numerosos presidentes de Europa y de medio mundo.

Rajoy es un veterano de la mentira y trata ahora de tocar el violín, cuando sólo sabe ir de poltrona en poltrona. Mientras, corruptos y corruptas le agradecen que no tiren la toalla, pero ha llegado el momento de decir basta. De dejar paso a un presidente de Gobierno limpio y justo.