Desesperanza, hartazgo, hastío... Cualquiera de esos calificativos es los que tiene un español en la punta de la lengua cuando alguien le pregunta por la situación política actual. Con ese panorama, no es extraño que alguien vea que la ocasión la pintan calva y aproveche el nicho disponible para colarse en el escenario como el salvapatrias que España necesita.

Porque no nos equivoquemos. La opinión mayoritaria no es la que leemos diariamente en la red social del pajarito o la del señor Mark Zuckerberg, algo que se demostró con rotundidad en el resultado de las últimas elecciones. Si has pasado por alguna de ellas en estos días, te habrás encontrado que la explicación mayoritaria de la brillante jugada que se ha marcado Albert Rivera es una cortina de humo para pactar con el PP, o la forma más elegante de bajarse los pantalones. Y, aunque parte de razón llevan los que defienden esta teoría, quedarse en eso sería ver solo la punta del iceberg. Además de obviar lo que la gente que no tiene Twitter ni Facebook está pensando en realidad de Rivera en estos momentos.

Olvídate por un momento de que tienes un perfil en casi todas las redes sociales y piensa ¿cómo se ve la situación desde fuera? Ni memés de corrupción, ni información que solo vemos en Internet.. Solo saben que existe un grave bloqueo institucional y que un tipo, que habla muy bien, no ha robado todavía, es mono y parece moderado, ha salido intentando poner orden y dando un toque de atención a los políticos. El resumen de la jugada y el análisis lo viven quienes siguen la información casi al minuto, pero no los que están dando la vuelta a las sardinas en una playa de Matalascañas. 

La aparición estelar del príncipe azul

Según explica Ana Aldea, experta en política online de Redlines, para ELPLURAL.COM: "Rivera ha montado una representación de un cuento hadas para ser el príncipe que salva España. En pleno agosto, sin apenas actualidad informativa se ha colocado en los focos para decirnos a todos que él, subido a un caballo blanco salvará nuestro país del desastre del no gobierno".

"Rivera ha montado una representación de un cuento hadas para ser el príncipe que salva España".

Para la abogada y politóloga Aurora García Pérez, se trata de puro teatro. Como argumenta para ELPLURAL.COM: "El cambio de opinión en Albert Rivera se ha convertido en un factor que claramente identifica su acción política: primero afirma hasta la extenuación que no quiere un Gobierno presidido por Mariano Rajoy; posteriormente afirma que se abstendrá para no ir a unas terceras elecciones, lo que le perjudicaría claramente y ahora, en con el objetivo claramente puesto en las próximas elecciones autonómicas (vascas y gallegas), ha decido cambiar nuevamente a fin de mostrar su perfil político de forma más clara y atraer al votante del PP, mostrándose claramente como alternativa a éste; misma ideología sin pasado repleto de actos ilegítimos contra los ciudadanos. Las seis propuestas quedan bien frente a su electorado para justificar el cambio de posición, a sabiendas de que se trata de medidas makeup.

Pero no nos olvidemos de algo antes de valorar su acción: Rivera siempre ha sido así. La campaña que idearon en las últimas elecciones fue un auténtico fracaso, pero antes de ella este era el papel que siempre había representado con cierta maestría. Por lo que podemos decir que nuestro cuñado favorito ha vuelto a caminar hacia la luz.

¿Estamos ante un oportunista mediático?

Agosto es un momento perfecto para la aparición estelar de estos personajes. Si además se da en el entorno político, donde todos han escogido la estrategia de hacerse el bicho palo, la situación solo hace dibujar a Rivera un camino de baldosas amarillas ante él. Que escoja la televisión nacional para lanzar un mensaje a la población no debería extrañar a nadie. "Una gran parte de la política consiste en eso exactamente, en controlar los medios y en los últimos tiempos Rivera estaba bastante despistado, dejando que el liderazgo en la comunicación fuera de Podemos, que durante un tiempo han sido los que mejor han gestionando este área", explica Aldea. "Sin embargo ahora que el resto de partidos han escogido la técnica del bicho palo, de estar quieto a ver si no se dan cuenta de que sigo siendo presidente se ha extendido a los demás partidos, y Rivera lo ha sabido aprovechar." 

Rivera ha sabido aprovechar que el resto de partidos están haciendo la técnica del 'bicho palo'

Según García Pérez, "Hay políticos producto de la creación y políticos vocacionales. Para los primeros, el fin es ganar elecciones; el 'prefabricado', carece de relevancia y asume que tendrá que realizar sacrificios. Este carácter se aprecia en Rivera, especialmente esta semana que ha llegado a manifestar: “Por España estoy dispuesto a sentarme en la mesa incluso con aquellos que no merecen gobernar”. Para los segundos, el objetivo es contribuir con responsabilidad y legitimidad a que la sociedad en su conjunto alcance sus objetivos; la acción política es un honor. Él es un producto mediático, así que sencillamente actúa como lo que es".

¿Por qué precisamente en este momento?

García Pérez es clara y concisa en su análisis: "Sencillamente porque sus objetivos electorales inmediatos están a la vuelta de las vacaciones". Además, era su gran oportunidad. Como explica Ana Aldea: "Lo tenía todo a favor, conversaciones enrocadas, poca actualidad informativa: tenía todos los focos apuntando y ha sabido ponerse su mejor traje: el de salvapatrias".

¿Es solo una estrategia para pactar con el Partido Popular con cierta dignidad?

"Más bien es una estrategia para reposicionarse él en el escenario político: vuelve a ser Albert I El Regenerador", bromea Aldea. "Le ayuda a reconquistar a su electorado de derechas, que estaba enfadado por su escarceo con la izquierda. Es como el niño bien que en el pasado se dejó el pelo largo pero ahora vuelve a dirigir la empresa de Papá".  

¿Son realmente duras las condiciones que ha impuesto al PP? 

Las seis condiciones son una broma para el PP y para los españoles

Eliminación inmediata de cargos públicos imputados, una comisión de investigación para el caso Bárcenas, cambio de la ley electoral, desterrar los aforamientos... Al final es con lo que sueñan a menudo muchos españoles. Pero, aunque sus palabras puedan haberte conquistado en un momento determinado, son puro vodevil. Que el presidente en funciones consulte con una ejecutiva corrupta hasta las cejas sobre la conveniencia de aceptar las condiciones, debería hacer sospechar hasta al detective más novato. ¿Os imagináis a Don Mariano preguntando a Ritá Barberá si puede ir a jugar con Rivera? Pues eso.

"Las seis condiciones son una broma para el PP y para los españoles", explica Aldea. "Si este fuera un país serio nadie que haya enviado un mensaje como el de Luis sé fuerte podría ser el destinatario de un pacto de regeneración". García Pérez está en la misma línea que la politóloga de Redlines: "No creo que sean duras. Muestra su imagen conservadora (como el PP) y se distancia de él precisamente en los aspectos más ilegítimos e ilegales de la actuación política del partido de Rajoy. Es un hecho que la corrupción en el PP está totalmente institucionalizada".

¿Es Rivera un político peligroso?

En este punto hay diferencias de opinión entre nuestras politólogas. Aldea cree que sí: "es el mejor orador que tenemos ahora mismo y tiene además una ventaja que le hace muy peligroso: sus mensajes calan muy bien en la derecha moderada y en la izquierda aburguesada así que si abandona la senda de los errores y acepta jugar de centro derecha marcará muchos goles".

Por su parte, García Pérez considera que "le falta el magnetismo personal necesario para atraer a contingentes importantes de votantes que le respalden. El riesgo en la toma de decisiones potencialmente es mayor en aquellos dirigentes que desconocen el impacto que pueden tener sus desiciones. El político producto del marketing carece de la madurez política y racional necesaria para valorar el efecto que pueden tener sus decisiones sobre el bienestar de los ciudadanos. El peligro o riesgo mantiene una relación directa con el poder; Rivera, está lejos de alcanzar el apoyo necesario para ser peligroso".