Si eres fan del joven mago de Hogwarts, sabrás de que bebida estamos hablando. Si por el contrario vives en otro planeta y no sabes qué bebe Harry Potter, te lo explicamos: una sabrosa cerveza de mantequilla que, lo cierto es que no debe quitar mucho el calor ni se la puedes ofrecer a tus hijos, pero sí puedes dar rienda suelta por un rato a tu lado friki.

La revista TIME ha publicado recientemente un vídeo en su Facebook en el que ilustra, paso a paso, cómo hacer esta bebida icónica en tu propia casa. Y sin precisar varita mágica, ni un ojo de serpiente o un pobre sapo. Como veréis en el tutorial, ellos utilizan cream soda para hacer una versión algo más light. Se trata de un popular refresco americano con burbujas que deja en el paladar cierto toque a vainilla. Ya que la dificultad de encontrarlo en el súper del barrio es bastante alta, os dejamos la original y otra que podéis adaptar con productos que nos son mucho más conocidos.
 

Versión americana


 

Versión de El Plural que puedes hacer en casa

Lo primero, necesitas los siguientes ingredientes para hacer cerveza para unos ocho invitados:

  • Azúcar moreno (unos 200 g)
  • 2 litros de cerveza tostada (o negra)
  • 8 huevos (aunque utilizaremos solo la yema)
  • 10 o 12 clavos de olor.
  • 1 cucharada (de postre) de jengibre en polvo.
  • Otra cucharada de nuez moscada.
  • Mantequilla (unos 60 gramos)

Proceso de elaboración:

El primer paso es poner la cerveza en un cazo a hervir. Eso sí, acuérdate de guardar al menos 200 ml para poder hacer la espuma al final. Mientras se calienta, bate las yemas y el azúcar hasta conseguir una crema. Cuando la cerveza esté caliente (no hace falta que llegue a hervir), lo retiramos de la vitrocerámica y añadimos los huevos mezclados con el azúcar. 

Una vez la mezcla es más o menos homogénea, vuelve a poner en el fuego y calienta durante tres o cuatro minutos con el fuego muy bajo (no queremos escalfar los huevos). Durante este tiempo, no dejes de remover la mezcla con unas varillas. 

Ahora es el momento del producto estelar: la mantequilla. La añadimos a nuestro brebaje y, tras un abracadabra más que pertinente, seguimos removiendo hasta que esta se haya fundido por completo. 

Ha llegado el momento de la cata. Puedes colarla para quitar las especias o beberla tal cual. Coge la cerveza que habíamos reservado y, con la ayuda de un batidor de leche, espuma la cerveza

Ya está todo listo. Ahora no te demores mucho y... ¡salud! Ah! y recuerda: draco dormiens nunquam titillandus.