Esfuerzo titánico y diario.

Concentración, exigencia, superación, precisión, fuerza, trabajo, disciplina, coraje, sacrificio..., podría seguir pero sólo añadiré, EQUIPO.

Lo de la Natación Sincronizada es para nota! 

Entiendo que el concepto ‘practicar un deporte’ ha cambiado. En mi generación, la de Naranjito, empezabas haciendo judo, después karate, un poco de fútbol, cómo mola el básquet!, y acababas rendido al squash años después entre birra y birra.. nada serio, vamos!

Si, tenías algún amigo federado jugando a futbito, pero esos eran los de ‘excelente’ en Educación Física. Practicar un deporte, era otra historia. Diferente. 

Volvamos al tema que nos ocupa a muchos. La Sincro. Hoy.

Mucho sacrificio para las niñas y sus familias. Muchas horas de entreno y muchos días de entreno. Igual puedes librar domingos y fiestas de guardar… pero igual te toca entrenar.

Acaban cansadas, agotadas, destrozadas y sin embargo felices. No puede ser pero es. Son felices. Están felices. Y entonces es cuando te planteas que la cosa vale la pena. Agachas la cabeza y piensas; si ella lo quiere así, aquí estaremos… hasta que el cuerpo aguante. 

Igual que tu, yo por mi hija ma-to. Y si a ella le gusta esto de la sincro pues me acaba gustando a mi también, e intento (no siempre lo consigo) olvidarme de los kilómetros y de los viajes y de subir y bajar a la pisci y del gasto de la matrícula, y del bañador, del gorro, de las pinzas, del otro bañador y del otro que es de diseño para la competición y mola mazo papá!

Si tuviese que resumirlo, sería algo así como: papas y mamas cansados, más pobres y sin embargo, contentos de ver a sus niñas encantadas y enganchadas a este deporte.

Porque la sincro engancha. Por la izquierda o por la derecha pero nos ha enganchado a todos. Si te salpica, te moja. Eso si, los hay muy, muy enganchados. A estos los dejo para otro día. 

Se habla de condiciones deportivas y de valores. Valores del deporte, dicen… sufrir, esforzarse, caer, levantarse, volver a caer cien veces y levantarte ciento una. Y yo me remito al principio y digo, EQUIPO.

E-QUI-PO, eso de hacer piña y de todas a una. A eso me refiero. Hasta que no lo ves no lo entiendes…

En el fondo, las condiciones físicas me importan poco y asumo que Marga Crespí sólo hay una y tan sólo otra saldrá cada 5 o 10 años en nuestra Mallorca bonita.

Que pasará con el resto? Que pasará con esas cientos de niñas, cuando a los 18-19 años se les apague la sincro? Pues que volverán a nuestros brazos como cada tarde, como todas las tardes y entonces pensaremos que así es la vida y entenderemos aquello que decían en el Club de los poetas muertos

Nos quedaran esos valores de equipo que son compartir, ayudar, unir, dialogar, reír, también llorar, consolar, entender, escuchar, apoyar… podría seguir. Esos valores. Los importantes. Eso y el cariño de ellas, por y para ellas, con el grupo, con el equipo, con la familia.

No harán ya el combo ni el dúo pero serán más fuertes. Habrán aprendido sin querer. Es bonito si lo piensas. Aprender sin querer. Y entonces serán mejores. Más buenas. Más guapas y más altas. Mayores. Y nosotros un pelín más viejos…, y qué? 

Oigo en mi cabeza una nota discordante y no es una nota cualquiera; es un DO mayor sostenido. Hasta este punto, es un angelito el que me susurra al oído y me dice que no me preocupe por ella, que todo está bien. Pero el otro, el de rojo, apostado en mi otro oído, con sus pequeños cuernos y su colita, me dice que él lo que ve es a unas peques que se hacen mayores sin darse cuenta de que han sido peques. Demasiadas horas, demasiados días. Poco tiempo para ser niñas. Y me confundo con tanta reflexión… y si el que me dice esto no es el de rojo sino el de blanco??

 Llevo un rato pensando en la banda sonora de este pequeño relato de sirenas, quizás Surfer Girl de Brian Wilson, Why not? 

[...] Aquí en Valladolid sigue haciendo mucho calor y se acabó la competición alevín del campeonato nacional. Octavos en el ranking de clubes. No está nada mal. Hoy nos quedaremos en el hotel con el aire acondicionado a tope hasta que sea la hora de coger el vuelo.

Ayer falló una peque, pero mañana será otra... a veces un pie, una mano, un salto a destiempo, me quedo sin aire, me fallan las piernas... La vida es así. La sincro también. Si una falla, fallamos todas. Apoyemos a la que falla para que no vuelva a pasar. Resolvamos conflictos. Avancemos. No olvidéis lo más importante. Somos un equipo.