Carme Forcadell ha sorprendido esta mañana y en directo ha permitido que, a petición de Jordi Turull, de Junts pel Sí, y Anna Gabriel, de la CUP, se incluyera la decisión de debatir y votar en el orden del día la ratificación de las conclusiones de la comisión del estudio del proceso constituyente. Es decir, aprobar la desconexión de España. O lo que es lo mismo, cruzar la línea roja que hasta ahora habían respetado: las prohibiciones del Constitucional. Los 72 diputados, o sea, la mayoría absoluta, que mantienen estos dos grupos en el Parlament han permitido sacar adelante esta vía unilateral hacia la independencia.

En el mismo momento que se ha conocido la intención del debate y la votación por sorpresa de esta inclusión en el orden del día de este asunto, se han vivido momentos de gran tensión en el Parlament. Los partidos opuestos han reaccionado de manera contundente. El debate, en el que han intervenido uno tras otro los líderes de la oposición para mostrar su rechazo, ha tenido momentos muy broncos.

Al final, tanto los diputados de Ciutadans, segundo partido por número de escaños en el Parlament, como los del PP han abandonado la cámara cuando se iba a proceder a votar. Los del PSC por su parte, se han inhibido de participar en la votación. Mientras la franquicia de Podemos, Sí que es Pot, ha participado en la votación, pero para oponerse.

Esta decisión del Parlament se opone directamente a la prohibición del Tribunal Constitucional que no sólo declaraba ilegales las decisiones de la comisión y el proceso, sino que además prohibía su simple debate y ordenaba a la Mesa de la cámara impedirlo. Como argumento para saltarse esta ilegalidad, Junts pel Sí y la CUP han dicho que el proceso constituyente que han votado es resultado de lo que eligieron los catalanes el pasado 27S, mientras que los de Sí que es Pot hablaba de que “se dinamitan todos los puentes” de diálogo con el Estado y los en el PP se hablaba de “golpe contra la democracia”.