Esta mirada es de Amed, un niño sirio de 14 años refugiado en Turquía. Trabaja de sol a sol y le pagan 4 euros al día. Y cuando gane lo suficiente quiere enviar dinero a su familia que vive en un campamento de refugiados. En estos momentos en el mundo, según información que publica Carmelo Angulo, presidente de UNICEF Comité Español, hay 65,3 millones de niños con mirada como la de Amed que nos pregunta ¿Qué puedes hacer tu por mi?

Uno de cada 5 niños en el mundo vive en situación de emergencia –guerra, desastres naturales, epidemias, etc.- Las consecuencias para estos niños son desastrosas y se traducen en desnutrición, hambre, raquitismo y enfermedades varias, falta de educación y perspectivas de futuro. Pero no tenemos que irnos  muy lejos de aquí: España es el cuarto país de la Unión Europea con más desigualdad infantil, según el último informe de UNICEF, Equidad Infantil, que se publicó en el pasado mes de abril y del que nos hicimos eco en La Pimienta.

En ese informe, entre otras informaciones se daban datos alarmantes: Uno de cada tres niños en nuestro país vive en riesgo de pobreza o exclusión social y los niveles de fracaso y abandono escolar están por encima del 20%, entre los más altos de Europa; España se sitúa entre los países con mayor desigualdad en el ingreso con un 62% de brecha (36 de 41), junto con todos los de Europa del Sur; y se sitúa también entre los países con más pobreza infantil (puesto 35 de 41).

Europa se enfrenta al problema de los refugiados que esperan en sus fronteras, donde hay miles de niños en condiciones precarias, con una mirada egoísta y nada solidaria. Se da la paradoja de que las sociedades europeas se van envejeciendo y las personas que están en sus fronteras son la sabia nueva que se necesita para revitalizarla y les prohibimos la entrada. Lo pagaremos en el futuro con ciudades y pueblos vacíos donde no reirán ni jugarán los niños y si se marchitarán los ancianos solos porque hemos expulsado a sus acompañantes y cuidadores.