Vamos a ver: tengo un respeto enorme a los votantes de Podemos. Incluso los tengo por aquí. Pero siempre he pensado que la bisoñez suele pagar prenda.

Los de Podemos (Iglesias y Errejón al unísono) pensaron que su presencia rupturista en Cataluña les garantizaba el apoyo de los catalanistas conservadores. Han jugado durante meses con la idea de que ellos eran partidarios del referéndum independentista para lanzar el potente mensaje de que hay una izquierda que coincide con la derecha en Cataluña.

Los socialistas, hemos sufrido bofetadas desde la derecha (por poco patriotas de España) como desde la izquierda (por poco patriotas de Cataluña).

La verdad es que no hemos sido muy listos en esta trampa viejísima: una izquierda extrema hace la pinza con una derecha tradicional. Si este tipo de maniobras han sido tradicionales desde la República hasta hoy ¿por qué no lo hemos tenido más claro? (Os lo digo en confianza, porque el PSOE tiene una dirección que tiene cien días de experiencia cuando podría tener 100 años de recuerdos).

“No importa que proclamen su catalanismo en discursos y artículos periodísticos cuando están en Barcelona. Si piensan que se encuentran en peligro los intereses particulares de su clase acomodada, enloquecidos y corriendo tiran hacia Madrid, para ofrecer sus servicios a la Monarquía centralista”, decía Salvador Seguí en 1919.

Venga, socialistas jóvenes y viejos: que somos más y tenemos la razón. No hagamos el ridículo.