“… Por desgracia, una parte de la medicina deja de ser terapéutica y, en lugar de dedicarse a investigar la enfermedad para curarnos… pierde tiempo para dedicarse a un bricolaje anatómico imposible, para dedicarse al tuneado anatómico imposible, porque yo, por ejemplo, por mucho entre en un quirófano, nunca llegaré a ser madre”. El pasado mes de junio escuchaban pronunciar estas palabras a su párroco, Enrique Cabrera, los feligreses de Nuestra Señora de Enebral, en la localidad madrileña de Collado Villalba. El cura se refería así a las operaciones de transexuales.

Al que no le guste la homilía, 'ahí está la puerta'

Las palabras, como les informamos en ELPLURAL.COM en su momento, causaron conmoción. Porque esta muestra de homofobia iba en realidad dentro de un ‘paquete’ de pensamientos en la línea más retrógrada de la Iglesia. Las palabras las pronunció además aprovechando que se celebraba la festividad del patrón de la localidad, San Antonio de Padua.

Entre los que le escuchaban, ante tales expresiones, se profirieron protestas y abucheos. La reacción del párroco fue indicarles dónde estaba la puerta del templo y que su presencia allí era voluntaria. Varias decenas de personas abandonaron en ese momento el templo.

Entre los que se encontraban en la iglesia había varios representantes de los grupos políticos con presencia en el ayuntamiento. En los días siguientes los concejales de PSOE, Podemos e IU presentaron una moción de reprobación por “el más absoluto rechazo” contra el párroco por lo que calificaron de “ofensivas manifestaciones homófobas”.

Incitación a reacciones adversas contra gays

En el texto de reprobación se recordaba que “por su condición de persona pública y cargo eclesiástico, sus declaraciones pueden despertar en el sector más intolerante de la sociedad reacciones adversas hacia el colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales”. En su nota, los grupos añadían como agravante que las palabras del párroco, Enrique Cabrera, se habían pronunciado tan sólo horas después del atentado en la ciudad estadounidense de Orlando, donde habían muerto 49 personas de la comunidad gay”.

Pero también coincidiendo con toda una campaña del sector más ultra de la Iglesia, representado por el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, que había llamado a la defensa de ‘la familia cristiana contra el imperio gay’ y que le valieron que la fiscalía llegara a abrir diligencias por si sus manifestaciones no podían constituir un delito de incitación al odio. Por cierto, Cañizares poco tiempo después se retractó e insinuó mala interpretación de sus palabras.

Siguiendo de alguna manera la estela de Cañizares, también el sacerdote de Collado Villalba buscó retractarse de sus palabras, pero los grupos progresistas del Ayuntamiento decidieron continuar el proceso de reprobación, porque lo consideraron insuficiente. El pleno en el que se trató el asunto se ha visto este jueves.

Pero la reprobación no salió adelante. Y esto porque el PP y Ciudadanos, que suman mayoría, decidieron salir al rescate del sacerdote. En realidad una sorpresa relativa, porque la alcaldesa de Collado Villalba, la popular Mariola Vargas, el día de la homilía, ya vino a exculpar de alguna manera al sacerdote limitándose a declarar que con esas expresiones homófobas no estaba sino "expresando una opinión personal", por cierto, en coincidencia y defensa de las palabras de Cañizares.