Mientras las cifras de llegades de turistas y de ocupación hotelera se disparan sin freno y con gran algarabía en Balears, los trabajadores del turismo permanecen excluidos de la fiesta. En términos globales, las llegadas han crecido a un ritmo de un 10% mientras que las contrataciones laborales no superan en 3%, además de ser trabajos precarios y hasta fraudulentos.  Por primera vez en la historia se ha puesto en marcha desde el Govern de Francina Armengol un Plan de lucha contra la precariedad laboral en el que participan 80 inspectores  que realizarán 1.300 inspecciones hasta agosto. Sus primeros resultados son notables: 4.000 trabajadores han visto mejorada su situación, pero todavía se está lejos de garantizar la participación de los trabajadores en los grandes beneficios turísticos del archipiélago balear.

Las cifras son de récord: Balears comparte con Catalunya el mayor porcentaje de turistas en España con sendas cifras situadas en torno al 23% del total. Hasta final de temporada llegarán 26 millones de turistas al aeropuerto de Mallorca, lo que significa una media récord de 714 aviones diarios hasta finales de octubre. Un avión cada dos minutos. Lo nunca visto.

A pesar de ello, 9 de cada 10 nuevos contratos son temporales y 1 de cada 4 es a tiempo parcial, cifras que doblan la media europea. El Parlamento autonómico aprobó una proposición para la mejora de las condiciones laborales de las camareras de piso, categoría de baja gama en la hostelería balear, pero esas trabajadoras siguen siendo mileuristas que deben hacer 100 camas diarias, un esfuerzo que les acorta su vida laboral y acaban con todo tipo de enfermedades óseas y reumáticas.

A final de año, cuando los empresarios hoteleros constaten unos balances económicos de ensueño, la mayoría de sus trabajadores estarán en la cola del paro. Las camareras de piso se encontrarán, además, en las colas de Traumatología de la Seguridad Social.