El artículo del exPresidente del Gobierno, Felipe González, en El País ha hecho ruido, mucho ruido. Es lógico. Si un expresidente del Gobierno de España y un exsecretario general del PSOE da una opinión política en un momento delicado, lo inmediato es que todo el mundo opine sobre su opinión.

Yo soy un felipista a tope, pero me hubiera gustado charlar un ratillo con Felipe González antes de que escribiera su artículo.

¿Discrepo de lo que dice González? No, en absoluto. Discrepo de su publicación.

La cuestión que me gustaría contarle a Felipe González es que, cuando se es referente ideológico, no se debe opinar sobre detalles inmediatos, sino sobre asuntos generales que definen lo inmediato y lo de mañana.

Me explico mejor. Que Felipe González nos cuente lo que debemos hacer los socialistas en una crisis de Gobierno, me parece de poca categoría para semejante opinador.

¿Hay que abstenerse? ¿Hay que votar en contra? ¿Hay que hacer otros pactos? Vamos a ver, compañero González: ese no es tu territorio ni político ni intelectual.

Yo pido y suplico a Felipe González que nos ayude a resolver el problema del populismo que existe en toda Europa, que nos ayude a proponer alternativas a una lógica capitalista que ya empieza a dudar de ella misma. Pero no hay teóricos ni sociólogos ni políticos que nos digan nada: sólo hablan de cómo hacemos mejor o peor la inmediatez de un Gobierno provisional.

No se cómo llegar a Felipe Gozález para explicarle que es vital su consejo, pero que se está equivocando sobre qué temas nos tiene que aconsejar.