El mismo personaje que dijo a los padres de niños con cáncer que su problema: “ni me importa ni mi interesa”, abandonando el salón de pleno del Ayuntamiento de Toledo, un video que dio la vuelta al mundo; el individuo que se gastó 400.000 euros en la rehabilitación de unos pisitos para uso y disfrute personal, según la comisión de investigación; aquél que compró una decena de calesas de época para que las restaurara una escuela taller, dirigida por el vendedor, que se llevó un buen pellizco.

El que adquirió una familia de lobos esterilizada a un zoo de Córdoba para una aula de la interpretación de la naturaleza cuya zona no tiene cánidos; el mismo que quiso cerrar el centro de atención a enfermos de Alzheimer (era muy caro); ése que un día tuvo un sueño alucinante de hacer navegable un pequeño río y su correspondiente pantano, comprando un barco valorado en 400.000 euros, atracado en un muelle gallego. El mismo que María Dolores de Cospedal, que iba de número dos en su candidatura, lo escondió en campaña electoral para conseguir réditos electorales, y a decir verdad que lo ha logrado, ya que el PP cuenta en Toledo con un diputado más; o lo que es igual, el megalómano Arturo García-Tizón, como lo definen los socialistas, vuelve a la palestra informativa al darse a conocerse hoy que la Diputación toledana, que presidió este despilfarrador, a juicio del PSOE, entre 2011 y 2015, saca a la venta la ganadería brava que compró para no sabemos bien qué, pero que costó a todos los toledanos casi medio millón de euros.

Subasta: 76 animales en 24.136 euros

¿Para que quería García-Tizón una ganadería de reses bravas? Sólo con una comisión de investigación se podrá saber el meollo de este despropósito, propio de “mentes megalómanas” y “administradores de mano rota”, dicen los nuevos gestores de la Diputación. El caso es que la presidencia socialista del organismo provincial liderado por Álvaro Gutiérrez ha iniciado el proceso de venta de las reses bravas de la finca “El Borril” para deshacerse de la ganadería de lidia que fue adquirida en la anterior legislatura por el Gobierno del Partido Popular que dirigía Arturo García-Tizón. Ganadería, que consta de 76 cabezas de ganado vacuno, de las cuales 56 son vacas bravas, 5 cabestros y 15 becerros. Un total de 76 animales valorados en no más de 24.136 euros; ya que consideran que éstos no responden a los objetivos didácticos del proyecto educativo de la finca “El Borril”, que está destinado a aula de la naturaleza para dar a conocer el bosque mediterráneo y mostrar las principales características de la comarca de los Montes de Toledo. 

¿Quién pagará los 460.409 euros restantes?

En el supuesto improbable que la Diputación pueda recuperar los citados 24.000 euros, que casi con seguridad se quedarán en la mitad, ¿quién pagará los otros 460.409 euros restantes, cantidad derivada de la puesta en marcha de este sueño despilfarrador de Tizón?

No puede ser que los toledanos tengan que hacerse cargo de esta nueva factura y que “el señor Tizón se vaya de rositas”, aseguran a este periódico fuentes socialistas, que nos recuerdan lo que nos cuesta a todos los ciudadanos la desaforada afición de la derecha española por el mundo de los toros. Allí donde gobierna, el llamado “arte de Cuchares” recibe todo tipo de ayudas y subvenciones, además de un apoyo explícito de los líderes del PP, que no ahorran tiempo y dinero para aupar todas las iniciativas cornúpetas. Pero una cosa es la España del “mantón de Manila, la peineta y el olé” y otra muy distinta que con dinero público se paguen las obras en espacios naturales para reconvertirlos en entornos aptos para la cría y desarrollo de una ganadería brava, que muchas instalaciones privadas quisieran para sí, como es el caso que nos ocupa.

Instalaciones de película

Este es el caso del acondicionamiento de la finca de “El Borril”, propiedad de la Diputación de Toledo, que bajo la presidencia del polémico Arturo García-Tizón recibió ingentes cantidades de dinero dirigidas a la construcción de una decena de chiqueros, corrales, ampliación del lago, vallados y otras instalaciones propias de los hierros que abastecen de reses bravas a la “fiesta nacional”, más que de una institución cuyos fines pasan necesariamente por el servicio a los ciudadanos, sobre todo a aquellos que más lo necesitan.

Los nuevos responsables de la Diputación deberían abrir de par en par las puedas de “El Borril” para que los toledanos comprobaran con todo lujo de detalles cómo García-Tizón se dejó “un pastón”, dicen las mismas fuentes, y vieran in situ la descabellada ejecución llevada a cabo por este personaje, hoy diputado electo del PP, sin reparar en gastos y acondicionando decenas de hectáreas, valladas y previstas de riego aéreo y por aspersión, y no contento con esto construyó hasta diez chiqueros, corrales y cerramientos metálicos de estas infraestructuras que se acercaron , como decimos, al medio millón de euros de inversión.

Toros, sí; comedores sociales, no

Pero lo más innoble de este asunto, como ya advertía esta redacción el año pasado, es que mientras  que Arturo García-Tizón ejecutaba estas instalaciones, “propias de un capricho faraónico y del despilfarro”, continúan los socialistas, negaba a este partido la petición de una dotación de 500.000 euros (la misma cantidad que la invertida en la ganadería brava) para becas de comedor, o la negativa a invertir ni un euro en la rehabilitación de la bella plaza de Tembleque, que sufrió un aparatoso hundimiento de parte del recinto porticado, o el rechazo a un plan de empleo...entre otras peticiones del PSOE recogidas en las enmiendas que el grupo de García-Tizón tiraba un año sí y otro también, ya que para el presidente era más urgente sus sueños cornúpetas que las necesidades sociales de una población que clamaba por recibir ayuda.