La canciller alemana, Angela Merkel, telefoneó después de las elecciones del 26J a Mariano Rajoy, para felicitarle por sus resultados, pero también para ponerle deberes: que forme Gobierno lo antes posible.

Merkel, atendiendo a la creciente inestabilidad en la Unión Europea, no quiere que España la aumente encaminándose a unas nuevas elecciones y urgió al presidente en funciones a que consiguiese poner en marcha un nuevo Ejecutivo lo antes posible, según publica El Mundo a partir de fuentes cercanas a Moncloa.
 

Cuantos menos problemas, mejor

La maniobra de Merkel busca sumar los menos problemas posibles a la Unión Europea, que ya tiene bastante con la reciente decisión de Reino Unido de abandonar el proyecto y cuyo proceso puede empezar en pocos meses y juntarse con la falta de Gobierno en España y el referendo para la reforma constitucional italiana que será en octubre un punto de inflexión para su primer ministro, Matteo Renzi.

Además, que Rajoy mantenga el Gobierno también significa que la canciller alemana mantiene al único aliado político que le queda en el sur de Europa, después de que el pasado diciembre llegase en Portugal al Ejecutivo el socialista Antonio Costa, tener en Italia a Renzi y en Grecia a Alexis Tsipras.
 

Podría no haber multa

La victoria de Rajoy en las elecciones también refuerza la apuesta de Merkel porque España no sea multada en breve por incumplir el déficit, calificando a nuestro país como “un ejemplo a seguir” en materia de reducción de la deuda pública.

Pese a esta postura, compartida por su ministro de finanzas, la canciller alemana ya criticó a la Unión Europea por haber retrasado la multa a después del 26J, anteponiendo razones políticas a la aplicación del reglamento.

En la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo de esta semana, Mariano Rajoy no reveló su conversación con Merkel, pero sí confió en que no habrá multa. “Espero que las cosas se hagan de manera razonable sobre la base de que apoyamos el pacto fiscal”, afirmó recordando que España, al contrario que Italia o Francia, no cuestionan las reglas del llamado Pacto de Estabilidad.