Las caras de preocupación e incluso desolación de primera hora de la tarde, con unas israelitas que daban al PP como raspón vencedor y que dejaban una posible alianza de izquierdas con mayoría absoluta, se tornaron en cuestión de horas en una euforia que ni ellos mismos esperaban. Ni el más optimista de los dirigentes populares (también dentro de los partidos se hacen porras) contemplaba la opción de una victoria con más de 135 escaños.

En Génova estaba todo preparado para el éxito obtenido, pero nadie contaba con desplegar la segunda pancarta, la que ponía “Gracias” y que estuvo plegada toda la tarde en el balcón donde un Rajoy exultante, salía a saludar a los cientos de simpatizantes que acudieron a celebrar la victoria pasada la medianoche. “Sí se puede”, “viva España”, “yo soy español” o “presidente, presidente” fueron gritos recurrentes ante el balcón en el que Rajoy apareció acompañado de su mujer Viri y la cúpula del partido.

“Hemos ganado las elecciones porque habéis tenido fe en la victoria” dijo un victorioso Rajoy, que reclamó para el PP el derecho a gobernar y recordó al resto de formaciones políticas, que el PP merece un respeto.

Triunfa la campaña del miedo

El PP ha pasado la campaña reclamando el voto útil contra “los malos” y la estrategia ha funcionado. Mariano Rajoy volverá a ser presidente de Gobierno, aseguran en Génova, donde no se contempla otra opción tras los resultados. 

No debían creerlo así los dos pequeños grupos de manifestantes que se concentraron en la puerta de la sede del PP para protestar contra el discurso de Rajoy quien sorprendido aseguró, a micrófono abierto, “¿Estos qué son, los malos?  

A partir de este lunes el Partido Popular comienza a trabajar para formar un gobierno que tiene más cerca pero no seguro.