Pasadas las euforias y las decepciones, lo cierto es que el recuento electoral ha vuelto a ser histórico -por inédito en nuestra democracia- y poco se ha movido. Ningún partido tiene mayoría absoluta, ningún bloque la tiene. Ni el bloque de la derecha ha llegado a los 176 escaños ni el bloque de la izquierda. El que más se acerca es el bloque de la derecha, dado que PP y Ciudadanos suman 169 escaños (137 los primeros y 32 los segundos). El bloque de la izquierda se ha quedado 13 escaños por debajo del bloque de la derecha, dado que el PSOE se ha quedado en 85 y Unidos-Podemos en 71.

Pequeñas oscilaciones que valen oro

El resultado del PP no es -ni mucho menos- para tirar cohetes, pero es el único partido que ha subido en votos y en escaños. Los 14 diputados más que ha obtenido le han sabido a los populares a gloria, hasta el punto de que en la calle Génova parecía que se celebraba una mayoría absoluta, cuando su resultado es peor no ya que el del 2011, sino que el del 2008, cuando obtuvo 154 escaños.

Ciudadanos ha sorteado la tragedia, ha tenido mal resultado, pero no ha sido catastrófico, así que la derecha ha ganado. Y esa es la diferencia con diciembre, porque el bloque de la izquierda no tenía mayoría absoluta, pero sumaba más que el bloque de la derecha.

Malos resultados, pero el bipartidismo resiste

Así las cosas, el PP tiene un mal resultado -de los peores en las últimas décadas- que se percibe como una gran victoria. Por su parte el Partido Socialista tiene un resultado catastrófico, inimaginable en 2011: primero perdió la barrera sicológica de los cien diputados y ahora ha perdido la de los 90. Pero como ha evitado el 'sorpasso' en votos y en escaños en Ferraz viven una dulce derrota.

Al final, y de momento, el bipartidismo y la vieja política han resistido la embestida.