Es sabido que los responsables de las empresas que hacen encuestas se telefonean entre sí. Costumbre que se volvió aún más habitual a partir de que los sondeos comenzaron a fracasar estrepitosamente: “si fallamos, al menos que lo hagamos todos” parecía la lógica tras esa práctica que hace que los resultados de estos estudios tiendan. Pero más allá de este hecho, lo cierto es que cara a este 26J las encuestas que hemos leído y visto en periódicos y televisiones las últimas semanas, incluida la de las frutas de Andorra que se publica a diario ilegalmente estos últimos días, coinciden en mostrar una foto casi fija.

Una foto que muestra a un PP ganador pírrico y débil, a Unidos Podemos con una mínima ventaja sobre el PSOE, y a Ciudadanos ligeramente por debajo de los resultados que obtuvo el pasado 20D. Es decir, una foto muy poco clara, de la que resulta imposible asegurar quién podría formar gobierno y quién no, aunque parece evidente que sería mucho más factible un gobierno fruto de una coalición de las fuerzas progresistas que de las conservadoras.

Un 30% de votos aún en el aire

Pero esas encuestas también ofrecen, redundante con esa indefinición, otro dato clave: la existencia de una enorme bolsa, superior al 30%, de un grupo en el que están las posibles soluciones a muchas dudas, el de los indecisos. Todo esto, con un añadido que aún ofrece más morbo a la situación: “Por primera vez no tenemos ninguna idea sobre cuál puede ser el comportamiento de los indecisos, porque no tenemos referencias válidas para prever lo que pueda suceder”, nos dice la politóloga Ana Salazar.

El ser humano se comporta de manera similar ante situaciones parecidas, explica Salazar, y por tanto en sociología al hacer prospecciones se miran los precedentes: “El problema es que ahora no existen esos precedentes.., ni siquiera el 20D lo es, porque entonces el voto de los partidos emergentes era ‘voto robado’ o ‘voto nuevo’, y resulta imposible buscar precedentes para saber cómo van a reaccionar esos indecisos ante una situación de cuatripartito”.

Otro politólogo, Andrea Greppi, coincide en que la que vivimos es “una situación inédita, porque nunca antes se había vivido una ‘segunda vuelta’.., no sabemos cuál va a ser la reacción del ciudadano ante la ‘repregunta’ que significan estas nuevas elecciones, ni siquiera si el votante va a enfadarse porque considera la nueva consulta que le hacen un fracaso del sistema, y entonces se quede en casa, o una virtud del sistema y acuda a las urnas”.

En cualquier caso, Greppi reafirma la importancia de la reacción de los indecisos, aún mayor en este caso del cuatripartito frente al bipartidismo, ya que “por nuestra ley electoral basada en el efecto d’Hont variaciones mínimas pueden decidir escaños y producir movimientos catastróficos o salvadores, según se vea”.

¿Cómo afectan al movimiento de estos indecisos sucesos puntuales, como la campaña en redes en el que se acusaba a Pedro Sánchez de racista a partir de un vídeo, u otros más de fondo como la tenaza que supuestamente hacen contra el PSOE Mariano Rajoy y Pablo Iglesias? Salazar confirma que “cuanta más tensión, mayor movilización, eso es evidente”, y recuerda la famosa pillada a Zapatero en Cuatro TV, cuando en 2008, tras una entrevista con Iñaki Gabilondo se le escuchó al expresidente decir “nos conviene que haya tensión”.

Las excursiones de pesca en caladeros ajenos

Ana Salazar, en cualquier caso, considera que, ante las encuestas que tenemos, que casi descartan la posibilidad de una mayoría que permitiera un gobierno de PP+Ciudadanos, “el pulso apasionante” está en los indecisos del centro izquierda y la izquierda. Y en ese sentido da especial importancia al pulso entre el PSOE y Unidos Podemos a partir de un hecho, la excursión de pesca de votos que Pablo Iglesias ha lanzado en el caladero socialista.

Pablo Iglesias está triangulando al PSOE…, una estrategia política clásica” dice la politóloga-, que explica este movimiento: “Un líder se posiciona en un punto equidistante entre su electorado y el electorado que quiere sumar a su proyecto. Lo normal es que se ‘triangule’ sobre un punto concreto, pueda ser este el tema del aborto, la homosexualidad o los colegios concertados, para atraer a quienes se vean afectados por esos temas… Pero es que Pablo Iglesias no está ‘triangulando’ sobre un tema, sino directamente sobre la ideología que sustenta al PSOE”.

Y así, explica,”Iglesias primero se proclamó socialdemócrata, después ese reconocimiento público que hizo a Zapatero, a pesar de que hasta entonces había declarado que representaba todo lo que decía que era lo peor: la reforma del artículo 135 de la Constitución, la supuesta sumisión a Bruselas… Todo eso responde a un movimiento estudiado para provocar división interna en el partido que triangulas y para atraer a sus votantes indecisos”.

Este hecho, Salazar lo entiende sin embargo como un ‘ataque’ a las esencias de los votantes socialistas que podría volverse contra Iglesias: “el votante socialista básico es mujer o mayor de 45 años… En este caso gente que entiende al PSOE como parte de su propio proceso vital, y ante el movimiento de Podemos gente que podría sentir que se le roba su propia biografía, lo que, incluso si no le gusta la actual dirección socialista y pensara en abstenerse, podría verse impelido a acudir a las urnas para defender su propio discurso vital”.

La importancia de este pulso, la da una cifra: se calcula que hay 1,2 millones de personas que dudan entre PSOE y Unidos Podemos. Una indecisión cuya resolución resulta clave para decidir quién dicta la ley en un posible gobierno de progreso. Incluso, si ese gobierno sería posible.

La indefinición perniciosa

Para Andrea Grippi, sin embargo, si algo puede movilizar a esa generación no es votar contra Iglesias, sino que “el factor discriminante es Rajoy… Dando por correctas las encuestas y su evolución, el factor determinante para movilizar a los votantes de izquierda sería conocer si el voto al PSOE va a abrir o no la vía a un retorno de Rajoy, o del PP si se le sustituyera por otro dirigente, aunque de momento esa opción formalmente nadie la ha considerado… Más que una pinza el dilema para el votante del PSOE es la indefinición socialista sobre su política de acuerdos postelectorales. Si algo puede movilizar a esa generación es votar contra Rajoy”.