A cuatro días de las elecciones generales de este 26J, este miércoles ha ido a divertirse a El Hormiguero Mariano Rajoy. Pero la realidad es que este miércoles no es sólo un día más de la cuenta atrás para los comicios, tampoco la jornada en la que el candidato del PP ha intentado convencernos de que es socarrón y deportista. No. Hoy hay algo más importante a destacar. Rajoy ha charlado de su vida y de lo diferente que es pensar en ser presidente y serlo, y se ha montado en una cinta de andar mientras todos los focos apuntan a su ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

Mientras que unas conversaciones, publicados por el diario Público, demuestran que el ministro se reunió con el jefe de la Oficinas anticorrupción de Cataluña, Daniel de Alonso, para investigar a figuras afines al proceso soberanista catalán; Rajoy se ha centrado en mostrarse simpático y decir, una tras otra, las supuestas cifras de su milagro económico. Es su tema preferido, la economía, y en él se ha centrado.

Con un Pablo Motos muy a favor de ponérselo fácil, Rajoy ha sido recibido con el himno latino del PP; o cómo lo hemos bautizado en ELPLURAL.COM, la PPrubina.

Aunque la entrevista ha empezado por el tema clave: el escándalo en el ministerio del Interior, el candidato popular ha pasado muy por encima. De la sonirsa ha pasado a una seriedad nerviosa para repetir que él se enteró de todo ayer, sobre las ocho de la noche. Aunque en las conversaciones, tanto Fernández Díaz como el responsable de anticorrupción en Cataluña, le mencionan; él no sabía nada.

Eso sí, ha hablado con su ministro y, según ha explicado, Fernández Díaz asegura que son “conversaciones habituales entre dos personas que se dedican a velar por el cumplimiento de la ley”. Pese a que el ministro está muy preocupado por saber cómo le han podido grabar y quien ha hecho las filtraciones a los medios, esa es toda su preocupación porque nadie va a dimitir.

“El ministro del Interior no va a dimitir”, ha dicho, porque “no estamos en ninguna conspiración contra los partidos independentistas de Cataluña”, ha sentenciado para quejarse de que todos se apuntan “a pedir dimisiones” y de que “aquí el derecho a la defensa no existe. Vamos a dejar que actúe la justicia”.

Pactos, Iglesias, Cataluña… 

Y después… poco más. Tras reconocer que todos los casos de corrupción son dolorosos “porque es gente que conoces desde hace muchos años”, ha dicho que cree sinceramente que de terceras elecciones nada de nada porque “al final se impondrá el sentido común. Se respeta la voluntad de la gente y gobierna el más votado”. Así de simple. “No debería haber ningún problema, aunque hay gente que se centra en mantener su posición y empecinarse en el error”.

También ha tenido tiempo para bromear sobre Pablo Iglesias, al que define como “un hombre con convicciones muy profundas y que evoluciona con mucha rapidez”. “El otro día se declaró socialdemócrata y a Sánchez no le gustó. Yo, mientras que no se declare cristianodemócrata, estoy muy tranquilo”, ha intentado bromear.

Y sobre Cataluña, el presentador le ha recordado que hay quien dice que cada vez que habla un político del PP, una persona se hace independentista. “Pues si quieren nos callamos”, esta ha sido su respuesta.

Sus asesores ya se lo dijeron en su primer debate a cuatro: muéstrate socarrón y triunfarás. Pues parece que les ha hecho caso. Ya se lo dijo Bertín Osborne: “Eres más gracioso de lo que pareces” y, desde ese día, no ha parado de explotarlo. ¿Funciona? Que cada uno valore.

 

Y ahora toca divertirse

En este punto ha olvidado su tono mitinero y las cifras económicas para entrar en los típicos juegos de este programa.

Rajoy no ha bailado, ya lo hizo Soraya Sáenz de Santamaría y asegura que lo hace Moragas con la PPrubina. Entonces, ¿qué podría hacer Rajoy? Pues lo de siempre, hablar de que es muy deportista.

Después de analizar algunas de sus ya famosas e incomprensibles frases y de escuchar como el entrenador de Aznar aseguraba: “Mariano, pasear al perro no es hacer deporte”, él y Motos se han subido a unas cintas de andar para poner en práctica su método: andar rápido.

Al menos, hay que reconocerle una cosa: a donde antes mandaba a otros, ya sean debates o este tipo de programas, ahora va él. Ya se atreve.