«He escrito Vernon Subutex tomando como punto de partida el miedo que la clase media tiene en Francia a perder el hogar por falta de recursos. Conseguir trabajar más allá de los 50 años parece muy improbable, y vemos surgir una nueva forma de precariedad, que toca a gente que ha sido socialmente integrada hasta la madurez, y que de repente se encuentra incapaz de pagar un alquiler. Intento contar como Francia ha acogido un liberalismo salvaje, como las ideas de la extrema derecha han entrado en nuestros razonamientos, tomando la forma de un pensamiento «rebelde» y también contar como envejece la gente que había jurado, de joven, ser radical y rechazar la normalidad».

Así explica la escritora francesa Virginie Despentes el arranque de la escritura de Vernon Subutex 1, primera entrega de su trilogía. Siempre polémica tanto por su trabajo literario –ya sea ficción o ensayo- y cinematográfico, la autora francesa lleva a cabo un trabajo en el que sigue buscando incomodar, hablar de cualquier tema de manera abierta y sin tapujos, algo admirable y que. sin embargo, acaba condicionando en cierta medida el estilo de la novela, demasiado claro y expositivo, sin apenas desvíos en los que perderse. No obstante, esta primera entrega abre tantas líneas narrativas que se debe esperar a las dos siguientes partes para, quizá, poder evaluar convenientemente el conjunto.

Despentes realiza un trabajo ambicioso para narrar el paso del siglo XX al XXI a través de diferentes generaciones, pero principalmente aquella que terminó el siglo anterior en la juventud y se encuentra a comienzos del siguiente en la madurez, desubicados por los cambios, sin encontrar su lugar en el mundo. Por el contrario, también hay personajes que han sabido adaptarse o, más bien, sobrevivir. Despentes sabe de lo que habla, de ahí que a través de los personajes, a través de largos monólogos en cada capítulo, lleve a cabo una visión poliédrica, y se presiente bastante acertada, de diversos hombres y mujeres que aunque partan de un cierto estereotipo constructivo, a la larga, acaban transmitiendo realidad, cercanía, un aire familiar.

La mirada de Despentes es crítica pero también irónica, llena de humor. Aunque respeta a los personajes, no cae ni en la condescendencia ni en la complacencia. Es dura en su exposición, pero a la par intenta comprender mediante un contexto que va desarrollándose a modo de correlato de esas vidas. Porque al final, Vernon Subutex 1 es una radiografía de una país, Francia, y de una sociedad, la del bienestar, pero que es fácilmente extrapolable a otras latitudes. Mira al pasado para hablar del presente más inmediato con una clara preocupación en mente: qué futuro nos espera. Despentes no oculta en las páginas del libro su preocupación por una sociedad a la deriva, llena de extremos ideológicos que son expresados de manera tanto explícita como implícita, con un componente deshumanizado y nihilista.

Vernon Subutex 1 puede adolecer de girar en determinados momentos alrededor de unas mismas ideas y ralentizar el desarrollo narrativo, también, como decíamos, de una prosa –no sabemos si se debe a la traducción…- más atenta a transmitir ideas y sensaciones que a cuidar la manera literaria con la que hacerlo. Y sin embargo, atrapa en su lectura por su agilidad, por su sentido del humor soterrado o abierto, por la cercanía que el lector puede llegar a sentir con aquello que la escritora plantea. Que no es otra cosa que un presente, nuestro presente, que muestra unos cambios en todos los ámbitos. Algunos, como apunta Despentes, en el contexto del capitalismo salvaje y de la subida de ciertos extremismo ideológicos, no apuntan hacia nada bueno.