En el PSOE están tan susceptibles que, como ocurre en el chiste, si te encuentras a alguno de sus dirigentes y le preguntas por cómo está, lo más seguro es que te responda: "Pues anda que tú". La sensación de debacle en el partido que dice dirigir Pedro Sánchez es devastadora. Sólo así se puede entender la torpeza extrema con la que están llevando la campaña. O eso, o a alguien con acento andaluz y mucho peso en la organización le interesa el caos.

Me puedo imaginar a los muchachos de Podemos, sobre todo después de ver el estupendo documental de Fernando León de Aranoa, reunidos en una sala con unas birras y coca-colas enviadas por Venezuela, maquinando travesuras para sacar de quicio a los dirigentes socialistas. No sé de quién fue la idea de que Pablo Iglesias dijera que Zapatero ha sido el mejor presidente de la democracia española, pero es brillante. Aunque hubiera sido igual de efectivo decir lo contrario o simplemente Zapatero y supercalifragilisticoespialidoso, sabían seguro que el PSOE entraría al trapo. 

Supongo que en el partido socialista debe quedar todavía alguien que reflexione antes de abrir la boca, pero si lo hay, Pedro Sánchez o no lo escucha o no lo entiende. Fíjense lo fácil que hubiera sido coger el guante lanzado por Iglesias y haber replicado con un simple: "Por supuesto que fue un buen presidente y desarrolló una gran política social, que es la seña de identidad del partido socialista". Pero Sánchez y los suyos están tan metidos en el papel de atacar a Podemos diga lo que diga, que si mañana saliera Pablo Iglesias diciendo que el secretario general socialista  le parece un magnífico estadista y que tanto es así que hasta él mismo está pensando en votarle, no tardarían ni cinco minutos en salir en desbandada diciendo que eso es mentira y que no quieren ni su voto ni el de nadie que piense así. 

Y mientras Pedro y la dirección del PSOE siguen dando cornadas a cualquier trapo morado que les pongan delante, y perdonen los bárbaros símiles taurinos, Susana Díaz a lo suyo, que no es otra cosa que su carrera política. Pero es de cortas miras, la presidenta de la Junta apenas ve poco más allá de Despeñaperros. Su españolismo trasnochado nada tiene que envidiar al del PP. La táctica de ganar votos en una comunidad para perderlos en otra y, de paso, provocar enfrentamientos dentro de su propio partido, sólo puede llevar al PSOE a refugiarse en sus cuarteles del sur y convertirse en un mero espectador de la política estatal. Cada vez más, Pedro Sánchez se parece a Muhámmad XII, conocido por los cristianos como Boabdil "el Desdichado".