La indefinición de Pablo Iglesias acerca del referéndum independentista al no considerarlo una línea roja, hace que muchos de sus votantes en Cataluña se estén replanteando optar por su partido.

Ada Colau se enfada

La alcaldesa de Barcelona no se ha mordido la lengua en una conversación que habría tenido, según personas de su más cercano entorno, con Pablo Iglesias. A lo largo de ella, Ada Colau habría insistido en el perjuicio que puede causarle a la candidatura de Podemos en Cataluña, Catalunya Sí que És Pot, haberse mostrado ambiguo con respecto al referéndum soberanista. Líderes de dicha coalición como Xavier Doménech, muy bien valorado tanto por el sector independentista como por los votantes de izquierdas, hace tiempo que vienen advirtiendo a Pablo Iglesias de lo mismo. “Sin el catalanismo soberanista no se gana el Cataluña”.

Y es que los independentistas, y en especial las CUP, los principales rivales ideológicos de Podemos en Cataluña, no han escatimado adjetivos contra la formación morada. Les exigen un posicionamiento que vaya mucho más allá de convocar un referéndum. Las palabras de Iglesias acerca de que intentará convencer a los catalanes para que no se vayan suenan al viejo federalismo socialista, dicen. Los cupaires saben que en las próximas elecciones catalanas que se esperan para antes de finales de año, Colau puede hacerles muchísimo daño. Con su formación prácticamente rota por la mitad entre partidarios de seguir las directrices de convergencia y los que oponen a ello una postura radical y de inmediata ruptura con España, la dirección de las CUP no desaprovecha ninguna ocasión para lanzar toda su artillería contra Podemos.

Colau y los suyos tampoco se quedan atrás en ésta escalada verbal entre dos formaciones que, en principio, tienen más en común que diferencias. Ante las acusaciones de que ella ha pactado con el PSC, al que hasta hace solo dos días calificaba como mafia, la alcaldesa replicó que era mejor pactar con un partido de izquierdas que con la derecha corrupta y neoliberal que representa CDC.

Duras acusaciones las que se escuchan por los pasillos del ayuntamiento de Barcelona y que reflejan el malestar que “el tema catalán” provoca aún entre los políticos del Principado. Por su lado, la mal llamada “sociedad civil” integrada por Ómnium Cultural, la Asamblea Nacional Catalana y la Asociación de Municipios para la Independencia están preparando entre sus afiliados un documento en el que piensan exigir al gobierno de Carles Puigdemont un RUI, a saber, Referéndum Unilateral de Independencia. Están preparando el enésimo brindis al sol y permitiendo ganar tiempo al presidente de la Generalitat. Y como no podía ser menos, las tres entidades no escatiman los improperios contra Podemos y Colau, a la que califican de lobo con piel de cordero. No en vano las entidades son dirigidas en la sombra por Convergencia y Esquerra, y los dos partidos tienen más miedo a los comunistas que a los del PP.

Quico Homs versus Pablo Iglesias

Un tripartito formado por Podemos, Esquerra y las CUP es la peor cosa que le podría pasar a Cataluña. Así se ha expresado el candidato convergente Francesc Homs, que insiste en su campaña acerca de lo importante que es para el proceso independentista que la formación de Puigdemont obtenga buenos resultados. Homs se aferra todavía a la vieja estrategia convergente, que no es otra que la de ser decisiva con sus votos en el congreso de los diputados. Curiosa fórmula para que dice querer desconectar con España.

Pero lo que temen más los independentistas, sean tacticistas como Homs o lo sean de verdad como Tardá, de Esquerra, es que se convoque ése referéndum del que tanto se han cansado de hablar. Saben que Iglesias, e incluso el propio Pedro Sánchez según fueran las cosas, podrían autorizarlo. En el actual marco constitucional, el estado puede delegar en una autonomía las competencias de un referéndum. Todo gira alrededor de la pregunta, y siempre que ésta no atente contra la soberanía nacional que compete al conjunto de los españoles, es admisible. Nos consta que expertos juristas de Podemos y del PSOE estarían buscando la fórmula.

Convocado, pues, el referéndum, ¿qué discurso le quedaría a todo ése guiñol que se ha vivido en Cataluña a lo largo de los últimos cinco años? Nada. ¿Y si además se perdiese, como indican las últimas encuestas tanto del CIS como del CEO, el organismo catalán que se ocupa de las encuestas? Pues menos aún.

No es de extrañar que Iglesias tenga a los independentistas catalanes enfadados. Si no está por la consulta, es un españolazo centralista y jacobino. Si lo está, y consigue que el PSOE la convoque, les ha chafado la guitarra. Colau, que se juega su futuro político en éstos próximos meses, está como el pájaro uy uy uy. Y así van las cosas en éste rincón del universo llamado Cataluña. Mucho lirili y poco lerele.

Eso sí, los presupuestos por aprobar, Millet, Montull y Pujol por la calle tan panchos y las farmacias sin cobrar. Ah, y en el primer año de Colau se produjeron más de trescientos desahucios en la ciudad de Barcelona. Pero qué importa, lo importante es si se celebra o no una consulta.