En Génova no han asimilado bien la presencia de Cristina Cifuentes en un desayuno de Albert Rivera. Se trataba de un evento de los que regularmente organiza el Forum Europa con líderes políticos, pero que en estas fechas, evidentemente, se convierten en actos electorales. La presencia de Cifuentes se ha entendido en Génova como una traición.

Los 'malos' que permiten a Cifuentes gobernar Madrid

Tampoco ha ayudado que el propio Albert Rivera aprovechara la presencia de Cifuentes en el acto para devolver a Mariano Rajoy uno de los zascas que el presidente en funciones le lanzó este martes en un mitin. “El 26J vamos a derrotar a todos los malos”, dijo Rajoy, y Rivera aprovechó la presencia de la presidenta de Madrid en la mesa central del salón donde se celebraba el desayuno para devolver el guante, y ponerse por encima: “los malos somos los que permitimos que el PP gobierne Madrid”, ha dicho.

Y a continuación ha hecho una encendida defensa de la buena convivencia en la política, “los españoles no debemos creer que somos víctimas de una plaga bíblica”, y de paso ha lanzado golpes contra el estilo de Rajoy y Hernando por buscar tan a menudo el cuerpo a cuerpo y las descalificaciones.

Amigos desde hace años, y con antecendetes

En el entorno de Cristina Cifuentes han venido a explicar a ELPLURAL.COM que “no hacen mucho caso a los supuestos malos rollos de Génova”, y nos han subrayado que “Cristina es amiga de Rivera desde hace años, desde los tiempos en los que estaba como delegada del Gobierno por lo menos”.

¿De dónde viene esa amistad? No han sabido darnos el dato exacto, pero sí que nos han recordado que este no es ni el primer, ni el último acto de Rivera, “o de políticos de otras fuerzas, a los que va Cristina”. Y en ese sentido nos han apuntado que Cifuentes ya estuvo en un Foro organizado por el ABC cuyo protagonista fue el mismo Rivera. Un acto, por cierto, que ya provocó comentarios porque ella era la única representante del PP.

El refresco 'de la vida'

Las relaciones de Rivera y el PP, desde que saltó a la política nacional, han sido difíciles por razones evidentes: comparten caladero de votantes. Pero aún más desde que Ciudadanos firmó el acuerdo con el PSOE para intentar formar gobierno tras el 20D. Y Cristina Cifuentes, a lo que se ve, supo diferenciar en su momento la amistad personal, de la confrontación política, porque en el mes de abril, durante la campaña para las municipales y autonómicas, no tuvo reparos en decir que Albert Rivera era “un refresco atractivo” resultado “del marketing electoral”.

Poco después, el refresco atractivo se convirtió en el líquido que hizo posible hidratar su candidatura a la presidencia de Madrid. Y ahora, esto es una de las cosas que critican en Génova, ha asistido sin parpadear, no sólo a la insistencia de Rivera en recordar que Rajoy cobró 343.000 euros de Bárcenas, sino a que repitiera que Rajoy es el problema del PP y que su sustitución por otro líder favorecería posiblemente su apoyo: “Si ya hay gente en el PP que no quiere defender a Rajoy, no voy a ser yo quien lo haga”, ha dicho Rivera a menos de cinco metros de Cifuentes, una de las emergentes del PP que suenan como posibles sustitutas.