Las últimas encuestas publicadas ayer mismo confirman que el mapa político surgido el 20D apenas se mueve. Unas décimas arriba o abajo para las cuatro fuerzas en disputa por el sufragio; poco más.

La gran cuestión –según esos mismos sondeos que se equivocan con frecuencia pero en lo fundamental suelen acertar en la fotografía del momento-es conocer si los españoles se van a movilizar el 26 de junio, papeleta en mano, o si por el contrario el desapego del pueblo es aún mayor después de seis largos meses en el limbo.

La izquierda

Uno de los puntos esenciales es, sin duda, la lucha que en el espectro de la izquierda mantienen el PSOE y Podemos. Todo apunta a que el partido que ha sostenido históricamente el socialismo en libertad (socialdemocracia) puede sufrir algún nuevo varapalo a manos de la más agresiva izquierda que es llevada en volandas. Pero está por ver. Y, sobre todo, comprobar. Sigo manteniendo que la gobernanza en un país de la Unión Europea sólo puede ejercitarse desde la moderación y el centro-izquierda continúa siendo una apuesta más que válida. Felipe González transformó España de cabo a rabo y ese vademécum todavía es factible.

La derecha

El PP llega muy agotado. Y envejecido. Mariano Rajoy es la persona que todo el mundo sabe que es. Cree que en esta nueva oportunidad una mayoría del país se decantará por preservar una cierta seguridad frente a opciones que empezamos a saber de qué van pero tampoco hay demasiada constancia.

La irrupción de “Ciudadanos” en el espacio del centro-derecha ha cuarteado la tradicional unidad de toda la derecha pero algunos pasos dados por el joven y emblemático Albert Rivera puede dejar paso a una nueva situación. El PP, en cualquiera de los supuestos, está abocado a una profunda refundación donde el primer y principal trabajo es enterrar 26 años de aznarismo, de cuyo vientre surgieron los principales y más obscenos casos de corrupción política. Así no puede seguir.

Ello tampoco querrá decir que un centro-derecha regenerado y refundado quede fuera de la posibilidad de dirigir los destinos del país.

Lo desconocido

De modo y manera que en el luminoso domingo de junio cuando escribo estas líneas todo es un arcano. Lo único que parece claro de cara al 26J es que después ya no habrá posibilidad alguna de recurrir de nuevo a las urnas.

Sería un desastre nuevo que los españoles no se merecen.