El mismo día que la empresa, Unidad Editorial, y el Comité de Empresa van a firmar el cierre de un acuerdo para un nuevo ERE, se conoce la salida del director de El Mundo, David Jiménez, que no ha llegado a cumplir por horas un año en su puesto. La situación que vive el grupo es en realidad de crisis abierta, con problemas entre los directivos y el cierre, o drásticas reducciones, de algunas de sus cabeceras autonómicas.

Problemas de control del diario

“El problema de David Jiménez, que es un buen tipo -nos dice un veterano que conoce perfectamente la empresa- es que no se llegó a hacer nunca con el control de la redacción”. Y esto es en buena medida, porque su llegada fue la de una persona ajena a la vida diaria del periódico.

Jiménez había regresado como salvación, después de la tortuosa salida de Pedro J. Ramírez, y la fracasada transición con Casimiro García Abadillo, pero tenía mucho en realidad de salida desesperada. Su carrera en los últimos casi 15 años se había desarrollado como corresponsal en Oriente, con sede en Hong Kong, y el último año antes de su regreso a Madrid había estado haciendo cursos de periodismo digital en Estados Unidos. Demasiado ‘lejano’ a una redacción que lleva años viviendo en convulsión interna por la situación económica de la empresa.

Tampoco el equipo directivo con el que se rodeó, le ayudó por desencuentros manifiestos entre ellos. Eran tan evidentes estas malas relaciones con el principal de los directores adjuntos, que Agustín Peri, un veterano de la redacción que había dirigido la edición de Baleares, ayer envió una carta a todos los trabajadores anunciándoles su marcha. “El problema era tan evidente entre ellos, que es que ni se hablaban”, dicen a ELPURAL.COM en la redacción.

Un director de transición

Pero tampoco había habido suerte con su adjunta responsable de la web, un área tan importante para todos los diarios actualmente. Virginia Pérez Alonso, que llegaba de 20 minutos, no logró que el proyecto tirara adelante, con problemas similares a los que tienen otros digitales de grandes diarios de papel, como El País, para llegar a hacerse rentables.

En estos momentos, como sustituto de David Jiménez, en El Mundo se habla de Pedro G. Cuartango, actualmente el responsable de las páginas de opinión. Un veterano de la casa, sin embargo se contempla a Cuartango como un director de transición a la espera de otra solución “que en ningún caso, y más tras cómo fue su salida, sería el regreso de Pedro J. Ramírez”, nos dicen en la redacción.

El ERE más difícil que ha vivido Unidad Editorial

Al tiempo, Unidad Editorial cierra hoy su ERE, que va a significar el despido de 160 trabajadores. Una cifra que significa una enorme sangría, pero que aun así viene en un acuerdo global que ha sido aprobado por más del 80% de la redacción, ya que la intención inicial de la empresa era la de despedir a 224 personas. Este ERE, menos de tres años después del anterior, recoge una indemnización para los despedidos de 37 días por año, con un tope de 24 mensualidades (la ley actual recoge 12) y una indemnización lineal de 5.000 euros. Además se aprueba un plan de bajas voluntarias con estas mismas cifras, y otro de prejubilaciones, que varía entre un 60 y un 80 por ciento de los sueldos actuales, según la antigüedad de los afectados y el compromiso de la empresa de cargar con los costos de la Seguridad Social hasta los 63 años.

“Ha sido la peor negociación, la más dura, que ha vivido el grupo”, nos dice una fuente del Comité de Empresa, que recuerda que se han producido en este tiempo dos huelgas de todas las empresas de Unidad Editorial y enormes tensiones. “Este ERE aún así, mejora el que vivimos hace 3 años, cuando la indemnización establecida fue de 35 días por año”. El pago de las indemnizaciones será, en cualquier caso diferido en parte. La empresa propuso en un primer momento pagar los 20 días que marca la ley ahora y el resto a un año, al final este plazo se va a acortar a la mitad.

En el proceso, desaparecen las cabeceras de El Mundo Sevilla y Málaga, que se fusionan en un El Mundo Andalucía, ya que la redacción en esta Comunidad queda reducida a cuatro personas; en el País Vasco también se despide a la mitad de la redacción y en Baleares , donde se reduciría la plantilla en siete personas, Unidad Editorial está buscando una salida vendiendo la cabecera a otro grupo empresarial. Tan sólo la redacción de Cataluña se va a ver libre de estas reducciones.