Durante las recientes negociaciones para la formación de gobierno, se nos avisó a los españoles de las siete plagas del Apocalipsis que caerían sobre nosotros si habían de repetirse las elecciones. Que si el gasto electoral, que si el hundimiento de la economía, que si los colegas europeos nos iban a retirar el saludo en el ascensor…

Al final, fuese y no hubo nada. A los partidos les sobra el dinero hasta para pagar fianzas millonarias, la economía sigue igual de mal y Jordi Hurtado ya vuelve a Saber y Ganar, con lo que el Apocalipsis se pospone hasta nuevo aviso. Resulta que el caos y la destrucción sólo se han extendido por Venezuela, que no es España pero tiene una cara de sucursal patria que quita el sentío.

Resulta que, por algún fenómeno que la ciencia aún no ha explicado, cada vez que se celebran elecciones en España, Venezuela entra en barrena. Se recibe el llamado a las urnas, y todas las miradas se posan en el país sudamericano, a la espera de descubrir si el venezolano medio tiene acceso al papel higiénico de doble capa o se debe conformar con el rollo de cocina, que absorberá mucho, pero rasca que no veas.

Qué ganas de que haya elecciones en venezuela y vengan aquí sus políticos para arreglarnos el país

Esta conexión se extiende a los medios de transporte y, pese a separarnos más de 7.000 kilómetros, nuestros políticos cruzan el Atlántico que es un primor, hasta el punto de que más de una compañía aérea tiene que estar haciendo el agosto en mitad de mayo. Tras los viajes de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, el último en coger el puente aéreo Madrid-Caracas ha sido Albert Rivera, a quien han recibido en el aeropuerto como si hubiera ganado la Champions, pese a parecer más descolocado que Sergio Ramos.

Aprovechando que los ojos españoles están en Venezuela, Rivera ha podido volver a la televisión, por aquello de no perder práctica. Porque lo cierto es que en la pasada campaña le faltó salir a dar el tiempo y, ahora que ha robado más votos de los esperados al PP, ha desaparecido de la parrilla, vaya usted a saber por qué.

Lo de que el líder del cuarto partido de un país muy, muy lejano, dé un discurso en la Asamblea venezolana es también un misterio digno de estudio. Pero aprovechando que estaba allí, ha apoyado que se celebre un referéndum contra Nicolás Maduro con el lema: “¿Quién teme a las urnas?”. Lo de que los catalanes voten su independencia, pues magdalenas traigo.

Rivera ha pedido también que los venezolanos tengan “trabajo y empleo de calidad”, aunque nosotros tengamos paro para exportar, sobre todo si el Gobierno no deja de nacionalizar a opositores venezolanos, que digo yo que también contarán para la tasa de desempleo.

Qué ganas de que haya elecciones en Venezuela y vengan aquí los políticos venezolanos para arreglarnos a nosotros el país, que falta nos hace.