Pablo Iglesias sigue recordando su objetivo: “Asaltar  los cielos”. Y añade que “el cielo no se toma por consenso; se toma por asalto”. De este modo, el líder de Podemos “reclama el objetivo de la victoria electoral” para "echar" al Gobierno del PP y “derrotar” al PSOE. 

Pero la realidad no parece que apunte hacia la caída libre del Partido Popular, según la mayoría de encuestas. Incluso podría suceder que, amontonando casi cada día asuntos de corrupción o similares, Mariano Rajoy siguiera aún al frente de la tropa genovesa.

Los dos actores principales de Iglesias son Julio Anguita y el profesor Jorge Verstrynge, expolítico tras su salida del PP

¿Quiénes son todos los  que depositarán sus votos para favorecer al PP en las elecciones de junio? Pues bien, semejantes ciudadanos, o no saben a quién están votando o les es igual.

Los objetivos de Pablo Iglesias se mezclan de forma significativa. Su obsesión amable por querer llegar a los cielos es un hermoso mensaje, que, sin embargo, choca duramente con lo del asalto.

El desmán actual de Podemos tiene algo que ver con una especie de sainete habitual. Los dos actores principales de Iglesias es sabido que son Julio Anguita y el profesor Jorge Verstrynge, expolítico tras su salida del PP. Fue el hombre de más confianza de Manuel Fraga Iribarte.

Éste (según me dijo Jorge un día hace años) era asesor del Gobierno de Venezuela, presidido entonces por Hugo Chávez. Su ámbito de trabajo venezolano, el de Verstrynge, era el de armamento.

Julio Anguita, por su parte, ha llegado incluso a resucitar. Es el faro de los militantes de la izquierda y de un cierto comunismo. Es un fan de Izquierda Unida. Él continúa siendo un radical. Da clases de pureza izquierdista y trata contentísimo de que Podemos se coma al PSOE. De Anguita conviene recordar hasta cómo pactó, gracias a Pedro J. Ramírez, nada menos que con José María Aznar. Y subrayó una y otra vez que había que acabar con el PSOE. Estos son ahora los amigos de Iglesias. ¿Del cielo al infierno? Y olé.